En el año 2007 escribí un poema que titulé "Chica Almodóvar". Hablaba de ese tipo de mujer que retrata Pedro Almodóvar en sus películas, y con las que me identifico. Mi amigo Franco Ibañez me preguntó una vez: ¿qué pasa con ustedes las mujeres? ¿tienen sangre de horchata en las venas? ¿cómo es posible que cuando el mundo se está cayendo a pedazos sean capaces de sonreír y aguantar el sacudón como si nada?
Eso, Franco, es lo que define a las chicas Almodóvar. Ser capaces de sonreír en medio del caos. Apretar los dientes y seguir adelante soportando todo tipo de catástrofes: muertes, pérdida de empleo, infidelidades del marido o amante, que se queme la casa, entren a robar, enfermedades de los hijos, pobreza, hambre. O sea, todo.
La chica Almodóvar tiene que aguantar y salir adelante. Frente a una enfermedad, infidelidad, pérdida del empleo o cualquier hecho terrible, el hombre se derrumba primero y actúa después. La mujer hispanoamericana, no. Primero sonríe, evalúa, actúa, y después, ya sola, se derrumba. Pero primero arregla lo que haya que arreglar, se resigna frente a lo imposible de reparar y busca otro camino para seguir avanzando en la vida. Que después grite, llore, patalee y tenga ataques de nervios, bueno. Pero primero encara las cosas. Saca fuerzas de su matriz y hace lo que tiene que hacer. Así de simple. Es una Chica Almodóvar.
El modelo que describe Almodóvar no es más que la descripción de doña Francisca, su madre. Doña Paquita sacó su hogar adelante en la España franquista. Casada con un hombre débil, TUVO que ser la fuerte de la familia y mantener a los hijos y al marido, educar a su prole y aguantar los chaparrones sonriendo beatíficamente como toda madraza española sabe hacerlo. Que las hijas cambiaban de marido como de medias... bueno, lo aguantó a regañadientes, pero lo aguantó. Que Pedrito salió gay y artista... lo aceptó, y más encima lo apoyó en todo. Regañando y diciendo malas palabras, pero su hijo se convirtió en el gran cineasta que es gracias a ella. Lanzando puteadas lo sacó adelante y hasta actuó de extra en sus películas.
Cuando se me fue el marido, porque yo no era el modelo de sumisión y obediencia que él esperaba, y nuestro hijo era enfermo, casi enloquezco. Pero erguí la cabeza y salí adelante. Ningún mierda iba a arruinarme la vida. Yo quería vivir y ser feliz. Ahí entendí que era una Chica Almodóvar .
He pasado por muchas pruebas durísimas, pero AMO LA VIDA. Me pego a la teta de la vida y la sorbo feliz. Caigo a menudo en depresiones, pero en algún punto de la caída me levanto sangrando y vuelvo a empezar. Eso es ser una Chica Almodóvar .
Ser una Chica Almodóvar es también ser auténtica. Soy bajita, gruesa y hablo demasiado. Leo y estudio lo que me gusta, hablo con los perros callejeros, regalo flores y escribo dos a tres horas diarias. La gente cree que soy excéntrica, loca, inadaptada, genial. No importa. Soy fiel a mí misma. Soy una de esas mujeres que retrata Almodóvar en sus películas. Mujeres con los ovarios bien puestos.
Mi hijo me dice que vivo refunfuñando y que hablo "en poesía", pero cuando habla de mí , se refiere a "mi mamá, la poeta, o, mi madre, la escritora", y lo hace con orgullo, tal como Pedro Almodóvar hablaba de doña Paca. Eso me indica que estoy bien encaminada.
Cuando Franco me hablaba de lo rara que somos las mujeres, yo pensaba en todas las mujeres Almodóvar. En la escritora enamorada de su marido que la engaña con su mejor amiga, en la cantante que se acusa de asesinato para salvar a su hija en "Tacones lejanos", en la mujer que es raptada y ayuda a su raptor en "Kika". Inolvidable para mí es la escena de Penélope Cruz cantando un tango mientras su madre muerta la escucha llorando en un auto en la cinta "Volver". ¡Qué mujeres!
Es fácil identificarse con ellas. El genial director conoce el alma femenina. Sabe lo que quieren las mujeres. Freud debería prestar más atención. Las mujeres queremos ser amadas. Sólo eso.
Mi poema se convirtió en un caballito de batalla. La gente me pide que lo lea y lo interprete. Que lo actúe. He visto llorar a mujeres de todas las edades con el poema. Se reconocen. Y se emocionan.
Las mujeres somos en definitiva el sexo fuerte. No tenemos cojones, pero si unos úteros poderosos. Somos capaces (como diría el cubano Silvio Rodríguez) de sonreír en medio de la muerte, en plena luz.
4 Comentarios
Poco que agregar ante tanta contundencia, querida Marta. La realidad confirma cada una de tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo
Coraje. Cuidan la camada hasta que esta se vale por sí misma.
ResponderEliminarMuy bueno
Antonia Sanjuan es una chica lmodóvar. Una mujer increíble, orgullo de muchos canarios, nacida en Canarias. Representó magistralmente el papel de travesti (ahora no recuerdo el título de la peli), pero es una cabeza pensante, una gran actriz, y muy inteligente. Tal como las mujeres que describes Kika.
ResponderEliminarUn abrazo amiga.
El tipo de mujer propuesto por Almodovar es entrañable y a la vez real o posible. Sin dudas, estás chicas son muy identificable con la latinoamericana, por lo cual en el andar cotidiano es posible verlas por doquier.
ResponderEliminarUn texto lleno de vitalidad que te rinde honor a todas las mujeres que se parecen a las chicas Almodovar, en consecuencia a vos misma.
Te felicito, un abrazo.