EDUARDO MOLARO -.
/ Del Atlas Desmemoriado del Partido de Lanús
Existen innumerables historias sobre bibliotecas incendiadas y libros extraviados ó deshechos por el tiempo. Piezas culturales perdidas para siempre y transmitidas solo de boca en boca, de generación en generación.
Pero sin lugar a dudas el caso del escritor lanusense Arévalo Fuentes Garrido es emblemático y singular.
Fuentes Garrido había desembarcado en los arrabales del sur del conurbano allá por los albores del 1900, en un lugar que con el tiempo se conocería como Monte Chingolo.
Dicen que Fuentes Garrido había sido maestro rural, juez de paz y vendedor de elixires para la juventud eterna. Pero también – y es lo que motiva esta crónica – supo ser escritor.
Poesía, ensayo, novela psicológica ó histórica, y un catálogo de cuentos verdes, eran los géneros que Fuentes Garrido supo frecuentar. Aquello confirma -en parte- los decires de sus detractores sobre que Fuentes Garrido ¨no le hacía asco a nada¨.
Pero lo notable de toda esta cuestión es que no existe hoy ningún dato y –mucho menos- ningún libro que lleve de manera indeleble la autoría de Fuentes Garrido.
Los primeros rastros de su literatura se remontan a 1927, cuando el arquitecto Parodi decidió ser biógrafo del finado Fuentes Garrido. (Quien había fallecido en el 24, víctima de un marido celoso).
De más está decir que el arquitecto Parodi simpatizaba mucho con Fuentes Garrido aún sin haberlo conocido.
El biógrafo comenzó por una serie de textos inéditos (vale aclarar que todos lo eran pues Fuentes Garrido jamás llegó a publicar).
Al avanzar en la lectura y tener que citar alguna frase célebre de Garrido, Parodi decidió modificar levemente la escritura original, para morigerar un poco el estilo tosco de Fuentes Garrido y favorecerlo un poco en su biografía.
En uno de los poemas de Garrido, unos versos rezaban:
Noche trágica, sin sueños…
...sin olor a primavera.
Me levanté soñoliento y tropecé con mis pantuflas,
Y con el borde de la estufa…/ me vine yo a romper la pera…
Pero el biógrafo Parodi quiso darle su toque personal modificando aquellos versos del siguiente modo:
Noche trágica, sin sueños…
...sin olor a primavera
Mis sueños van tras el viento y mis pies tras la inclemencia
Que tropezó con tu ausencia
y cayó convertida en pena…
Evidentemente, Parodi –como casi todo crítico– escondía en sus entrañas a un poeta frustrado.
Pero Parodi terminó su biografía hablando de un hombre alto y rubio, cuando en verdad Garrido había tenido la impertinencia de ser un hombre más bien bajo y morocho.
Lo peor es que aquella Biografía terminó siendo fuente de inspiración y consulta para biógrafos posteriores.
Así, en 1939, el Licenciado Lautaro G. Supisiche se enterneció con la lectura de algunos textos de Garrido. Decidió investigar sobre él y escribir una nueva biografía.
Lo que ignoraba Supisiche es que aquellos textos conocidos bajo el nombre de ¨Instantes también¨, no pertenecían a Garrido, sino que eran de carácter anónimo. Pero la pereza mental de algunas personas decidió que el anonimato de aquella escritura reconocía en Garrido la paternidad de los textos.
La cuestión es que Supisiche también incluyó algunas modificaciones a la biografía original. Incluso le agregó algunas anécdotas interesantes sobre Garrido, tal vez omitiendo mencionar que aquellos hechos jamás existieron.
Fue así, que con el tiempo la imagen del escritor Fuentes Garrido iba tomando nuevas formas.
En 1946, el crítico literario Tolomeo Cantarieri expuso en la Biblioteca Presidente Sarmiento una disertación sobre la obra de Garrido denominada ¨ Fuentes Garrido: un poeta peronista¨, ignorando ú omitiendo que Fuentes Garrido había tenido la desconsideración de haber fallecido bastante tiempo antes de que el peronismo existiera.
Pero las distintas transformaciones que le fueron dando en sucesivas biografías convirtieron a Fuentes Garrido en precursor del Dadaísmo, amigo de García Lorca, detractor de Baudelaire, poeta revolucionario, primo de André Bretón, anarquista, conservador, Radical, comunista y español republicano.
Las personas demasiado razonables dirán que aquello se hubiera resuelto si Fuentes Garrido hubiera publicado alguna vez, pero eso es parte del pensamiento práctico.
La verdadera cuestión es que nadie supo jamás cómo escribía Fuentes Garrido.
El pensador santafesino Néstor Edgardo Ruiseñor, famoso heresiarca de Villa Ballester, sostenía que la imagen deformada del escritor Fuentes Garrido encontraba su parecido más famoso en las Sagradas Escrituras, que – según Ruiseñor – “habían sido escritas por manos humanas y no por el verdadero y celestial autor, cayendo de maduro que, a través de miles de años, nuevas manos fueron esculpiendo los textos originales conforme a sus visiones personales y conveniencias históricas.
Es menester establecer – entonces - que lo que hoy conocemos como¨ La Biblia¨, no es más que una millonésima edición corregida y aumentada de lo que alguna vez fue un maravilloso libro de literatura fantástica”.
Aquellas declaraciones de Ruiseñor le valieron una severa réplica de la iglesia, que luego de unas décadas fue modificada por otra un poco más leve.
La verdadera cuestión es que el estilo literario de Fuentes Garrido sigue siendo ignorado por las multitudes.
Tal vez la pérdida de volúmenes literarios promueva una idea fantasmagórica e ideal de los libros ausentes.
Así como el mejor amor es aquel que no hemos podido conquistar, tal vez el mejor poema es el que aún no hemos leído, ni leeremos jamás.
Mientras tanto, sigamos besando los amores que se presenten y leyendo los versos que se topen con nosotros.
Tal vez uno de ellos pertenezca a Don Arévalo Fuentes Garrido; aunque acaso jamás nos demos cuenta.
12 Comentarios
Al final se armó un quilombo histórico con los datos cruzados del poeta Arévalo.
ResponderEliminarQuincyano, divertido, ingenioso.
Un abrazo cariñoso, amigo Edu.
Quincyano? Caramba! No me exagere, generoso amigo!
EliminarMuchas gracias!
Gracias por presentarnos a Arévalo, Edu. Sos un genio, tus relatos son siempre sorprendentes y me alegran el rato. Besos :)
ResponderEliminarSos muy amable, Bella Sofía! Me pone muy feliz alegrarte ese rato.
EliminarBesos
Yo lo tengo!!!! Lo tengo junto a mi copia de El Necronomicón. Están con otros que nunda existieron en mi biblioteca del Wonderland!
ResponderEliminarMuy divertido, saludos!
Jorge Luis Borges no creó un libro inexistente, dio un paso más: se dedicó a citarlos e incluso a reseñarlos en varios de sus cuentos y artículos. De ese modo tenemos Orbis Tertius, el Tetragrammaton, el Kristus och Judas, o, quizá el más famoso de todos, Pierre Menard, autor del Quijote. El nivel de erudición de Borges era tan grande y su prosa tan correcta, que cualquiera daría por válidos esos libros sin disponer de más información. Es más, todavía se pregunta de vez en cuando por estos libros en alguna librería de viejo debido a una lectura demasiado apasionada de Ficciones.
ResponderEliminarMe encantó Edu, abrazos!
¨Ficciones¨ es la maravilla misma. Ojalá tuvieran mis mdoestos relatos aunque sea un ¨tufillo ¨de aquellos textos irrepetibles.
EliminarEl Necronomicón es uno de los libros más buscados del mundo paranormal. Este "libro de los muertos", fue inventado por la retorcida mente de H.P. Lovecraft y su primera aparición se da en El horror de Dunwich. El autor Abdul Alhazared, nunca existió más que en la imaginación del escritor de Providence y sus compañeros de Círculo.
ResponderEliminarUn gran poeta de lanús, me lo re-acuerdo ;)
ResponderEliminarJORGE: Es evidente que Areválo, desde su condición espectral, ha logrado el sueño de muchos: El de vivir todas las vidas.
ResponderEliminarSOFÍA: Ya lo he dicho. Si te produce alegría leer mis garabatos, recibo la paga más hermosa.
ALE: Pero mire usted las cosas que lee esta chica! Mil gracias, bella niña!
LORE: Bella e inteligente amiga y colega! Usted me involucra con mi escritor favorito mientras él ( Borges ) se retuerce en su tumba. Las que cosas que habría dado yo por escribir ¨Pierre Menard...¨
ANITA: Recuérdelo a Arévalo como un gran poeta. Sospecho que las biografías posteriores a mi relato no serán tan favorecedoras ( Incluso ya se difama que Fuentes Garrido fue el inventor de la comida Diet y un pionero de los libros de auto-ayuda. ¡ Pobre Arévalo! )
En la página que abras este Atlas Eduardo, nos presentas un personaje digno de estudio. Otorguemos al crítico don Tolomeo el mérito de demostrar que el poeta Arévalo fue el precursor del movimiento peronista.
ResponderEliminarMuy entretenido.
saludos
Luis: No lo había pensado! A lo mejor sin Arévalo no hubiera habido ¨patas en la fuente ¨ ni etcéteras de la liturgia peruca.
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