En el chat

ENCARNA MORÍN -.

Es tarde y estoy a punto de irme a la cama. Solo pensar en la alarma del despertador, me da un poco de insomnio. Ahora mismo cierro.

Se abre una ventana emergente en la parte inferior de mi PC. No sé bien quien es, ni cómo es que llegó hasta mi lista de contactos. Le habré agregado yo misma, supongo. No me gusta pecar de descortés cuando alguien me solicita amistad virtual.

LUCAS: Buenas. Que tal.

YO: ¡Hola!

LUCAS: Es muy guapa usted ¿no?

Vaya, ya veo por donde va este chico. No compartimos ningún contacto. Parece joven por su fotografía de perfil. Voy a esperar un poco antes de cerrarle.

YO:- ¡Gracias! Soy una abuelita, aquí donde me ves.

LUCAS: A mí me gustan mayorcitas como tú. Pero no creo que seas abuela. Te conservas muy bien.

YO: Es que tengo un secreto. Cada moche me sumerjo en formol.

LUCAS: Tas loka ok. Jajajaja

YO: De momento no estoy loca, que yo sepa.

LUCAS: Vale, lo siento.

YO: Aunque todo es posible. El loco es el último que se entera.

Me pregunto cuántos merodeos más dará para preguntarme si tengo pareja, si estoy casada, si tengo hijos, si vivo sola. Tras unos minutos de silencio reaparece.

LUCAS: Eres de Las Palmas.

Aunque parezca una afirmación es una pregunta. No se ha molestado en ver mi perfil. Ahí dice claramente cuál es mi ciudad.

YO: Si, vivo y trabajo en Las Palmas.

LUCAS: Ah, bien.

YO: ¿Y tú?

LUCAS: Yo en el paro. Vivo en el sur. Y vives con tus hijos - otra vez afirmando-

YO: Con uno de ellos. Los otros son independientes.

LUCAS: Por lo menos no estás sola. Y con tu marido no.

YO: Mi compañero.

LUCAS: Ok. Amigo con derecho.

Esto se termina ya en cualquier momento, pero la curiosidad mató al gato. Detrás de cada situación vislumbro algo para contar. Y estirando un poco más la conversación le pregunto de nuevo

YO: ¿Tú tienes hijos?

LUCAS: No. Ni pareja. No me quiere nadie.

YO: No es posible… -Y en este punto he pensado que al menos tendrá una madre, o un padre-

LUCAS: No es posible que.

YO: Que pienses que nadie te quiere. Siempre hay alguien que te quiere, seguro que sí…

LUCAS: Si es que a mí me gustan las mujeres mayores y a todas no les gustan los jóvenes.

YO: Es que lo tuyo no es común.

LUCAS: Pero si que he tenido varias relaciones siempre con mayores.

YO: Los hombres jóvenes y mayores las prefieren jovencitas. Habla la voz de la experiencia.

LUCAS: Ya. Pues yo al revés. Me van las maduritas con experiencia.

YO: ¿Y eso desde siempre?

LUCAS: Si

YO: Cada uno tiene sus preferencias, sobre gustos no hay nada escrito.

LUCAS: Cierto.

YO: Qué curioso, he escrito algo sobre un personaje parecido a ti.

Ahora hay un largo silencio que me dice que esto es más del tiempo que él estaba dispuesto a invertir. Pero reaparece ya con mucho menos interés. Nos saltamos la fase de ofrecerme un masajito si es que me encuentro cansada y esas chorradas de rigor.

LUCAS: Vaya. Pues sí.

YO: Pero soy una abuelita. Te lo juro. Tengo dos nietos.

LUCAS: Sisisi. Ta bien mujer.

YO: Y este mes cumpliré 58 años. No sé bien como he llegado hasta aquí, pero son todos míos. Buenas noches pibe. Me levanto a las 6.30

LUCAS: No está mal eso de los 58. Pues nada. Buenas noches.

YO: Buenas noches.

Y he cerrado por fin a las 22,54. Me he ido a la cama muerta de risa por mi ocurrencia del formol. Un poco torpe el chico con eso de llamarnos maduritas, mayorcitas y todos esos sinónimos absurdos que pretenden decirnos viejas. Somos unas mujeres todos terrenos capaces y ocurrentes. Nos comemos el mundo si hace falta, manejamos las tecnologías, nos ganamos la vida, somos independientes y además de todo ello podemos ser madres e incluso abuelas.

Los jovencitos no es que nos interesen o nos dejen de interesar. Es que los preferimos interesantes.

Fotografía: Kristhóval Tacoronte