La dulce voz de Dama

ENCARNA MORÍN-.

Nací un domingo a las diez de la mañana. Mi mami nos recibió jubilosa a mí y a mis ocho hermanitos, sin embargo los dueños de  casa tenían previsto deshacerse de todos nosotros lo antes posible, después de asegurarse que caeríamos en buenas manos.

Yo era la gordita de la camada, ya que me las arreglaba para tirar del cacharro de la comida.

Dicen que ella llegó a mi encuentro un poco recelosa. De niña tuvo varias experiencias traumáticas con perros y no estaba segura del todo, de si sería capaz de soportar tanta responsabilidad. Pero vino a verme y su olor me llegó como el aroma más familiar del mundo. Con apenas tres semanas, yo no podía ver su cara, aunque me acurrucó entre sus brazos y comenzó a cantarme una nana con una voz cautivadora. En respuesta yo intenté sacar la mía y salió una especie de aullido de la loba que habita en mí.

Ese día me llevó a su casa y yo entonces era el ser más feliz del mundo. Me puso a dormir en un lugar muy calentito al tiempo que me cantaba con su voz de sirena. Mi madre loba humana   sabe en todo momento interpretar lo que le digo. Yo también sé lo que ella quiere de mí.

Cuando me despierto, a mis dos ligeros ladridos, ella se presenta con mi desayuno. Un alimento dulce y agrio que sienta muy bien a mi estómago. Mientras tanto, me limpia el cuarto en el que duermo y juega un rato conmigo. Le alcanzo mis juguetes y se ríe. Me encanta su risa, tiene música. Una vez llegó al atardecer un poco triste y se sentó a mi lado a llorar. Venía de ver a su madre, según me contó. Le habían diagnosticado una enfermedad que afecta a las personas mayores y les hace perder la memoria. Yo coloqué mi cabeza en su regazo, y  lamí cuidadosamente sus manos. Pero seguía afligida y entonces probé a traerle algunos de mis juguetes… cuando cayó en la cuenta de que era mi hora del baño. Comenzó a cantar su nana y entonces fui directa a la bañera, a entregarme a sus caricias y sus mimos. Por un rato estuvo para mí en exclusiva y yo para ella.

Ayer fue mi segundo cumpleaños y me ha traído una pizza. Sabe que me derrito por sentir el crujido de esa comida entre mis dientes. Pero solo me la ofrece en los momentos especiales porque dice que hay que cuidar mucho mi alimentación. Me da manzana para los dientes y pan para mi estómago. Cuando me trae mi manjar favorito, que son las costillas de vaca, yo la dejo que disfrute de ese placer conmigo, aunque parece que a ella no le gustan especialmente.

Me encanta que me acompañe en mis comidas ofreciéndome los pedacitos de pollo con un instrumento que ella llama el tenedor. Pero lo que realmente me fascina es que me ofrezca comida de su boca. Ahí es que no dudo ni por un instante de que ella es realmente mi madre y no la que me trajo al mundo.

Por si he olvidado hablar de mi madre biológica, ella es una preciosa dálmata y mi padre un husky siberiano. Yo he heredado lo mejor de cada uno. Y de mi madre humana he aprendido a distinguir a las personas que desprenden energías negativas. En estos  únicos momentos, Dulce me toma verdaderamente en serio, así que en más de una ocasión he podido ponerla sobre aviso.

Rafa es mi médico. Un médico de perros que se encarga de ponerme bien para que no me enferme. Hace unos días fuimos a su consulta y comprobé que algunos de mis congéneres le tienen miedo. Pero Dulce me ha dicho que él cuida de mí y por eso yo le adoro.  Le ofrezco mi barriga para que la rasque y él incluso se sorprende. Si mi madre loba confía en él, yo también lo hago sin lugar a dudas.

Una vez Dulce se enfadó porque alguien por la calle me llamó mascota. Yo no sabía que eso era tan grave, pero si alguien vuelve a llamarme mascota le voy a gruñir porque debe ser algo muy malo. También se enfada si escucha la palabra subnormal. Dulce dice que son seres especiales, que tienen el don de conseguir diariamente la felicidad. Esos niños son todos mis amigos. Cuando encuentro uno de ellos en mis paseos, me tiro en el suelo para que me salten por encima.

 Mi momento feliz del día es cuando ella pone la música de los indios americanos y se dedica a pintar. Yo siento que en esos momentos toco el cielo.

Mi manera de cuidar de nuestro niño es estar siempre disponible para él. Mi madre loba humana tiene un hijo que no parece de este mundo de mortales. No me toca casi, aunque yo me derrito por sus caricias. Cuando estoy a su lado apenas me muevo porque sé que a él le desconciertan un poco los seres inquietos. Siento que me quiere, aunque apenas me acaricie. Cuando sale con sus amigos me da un poco de miedo y la loba que hay en mi suelta un aullido de dolor. Luego viene Dulce con un trozo de manzana y me dice:

-Dama, no te preocupes, Carlos sabe cuidar muy bien de sí mismo. Ahora va a pasar un rato con sus amigos. Volverá cuando anochezca.

 Me da un poco de pena que se vaya lejos de mi mirada vigilante.

Soy feliz en mi castillo situado en la parte alta de la casa. Disfruto de una cama de sábanas que conservan el olor a ella. No quiero otra. Mi madre humana es una mezcla entre diosa celta, sacerdotisa india y mi abuela husky. La quiero, la adoro…sería capaz de dar la vida por ella.

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8 Comentarios

  1. jajaja! Es hermoso ver cómo sublimas tus sentimientos a través de la mirada de Dama. Los perros también son seres extraordinarios....

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  2. Gracias Encarna por el gran honor que has tenido con mi Dama. Me comenta que le ha encantado como has plasmado su historia...

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  3. Tu Dama es un regalo del cielo sin duda. El placer de escuchar tu voz melodiosa también lo es. Ambas parecen sacadas de un guión. Construir esta historia ha sido un placer. Creo que no se puede mirar a los ojitos de dama sin sentir que te han atrapado para siempre.


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  4. Costillitas de vaca, qué rico. La compartiría gustosa con Dama. Enternecedora historia.

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  5. Soli2/3/15

    Qué lindoooo...!!! Puedo sentir su voz desde aquí...
    su delicadeza al moverse, comer, mirar. Y el gran
    amor de Dulce, Carlos y Dama... divino !

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    1. Sí Soli, es un sueño de Ser y sentimientos compartidos.

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  6. Anónimo9/3/15

    Dama y su dueña son muy afortunadas. Ojalá cunda el ejemplo y los seres vivos del planeta logremos relacionarnos desde el respeto y el cariño.

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