CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES -.
Después de beberse el jugo
de frutas podridas, el hombre abandonó su mansedumbre acostumbrada. Se negó a
probar el caldo, único alimento desde la puesta del sol. Tomó el ceramio que le
entregara su mujer, lo arrojó dentro de la olla de arcilla donde flotaban
trozos de carne y huesos. Golpeó a sus hijos cuando intentaron evitar que
lanzara todo al corazón de la fogata. Mucho después de la resaca, las cenizas
se juntaron con la última capa de tierra removida por la excavadora de la
inmobiliaria y confirmaron la hipótesis del investigador sobre la unión
familiar alrededor de la cena.
3 Comentarios
Resumen de la marcha humana a lo Kubrick, aunque con la parquedad de Monterroso.
ResponderEliminarMuy bueno, estimado amigo.
Inquietante.
ResponderEliminarInquietante.
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