CLAUDIO FERRUFINO-COQUEUGNIOT -.
La obra de Franz Kafka se sitúa entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX. ¿Cuáles considera las razones para este fenómeno?
Me adhiero a la opinión de Otto Maria Carpeaux que en su soberbia História da Literatura Ocidental dice que Kafka, sin saberlo, se encuadraba en un movimiento que hacía parte de la "revuelta de los modernismos", uno que inicia, por así decirlo, el "realismo mágico" a partir de la descomposición del realismo-naturalismo. Por ello no es extraño que Carpeaux cite al suizo Robert Walser y al judío polaco Bruno Schulz como cercanos suyos. Hay que ser sin embargo cuidadosos con los términos, que, en literatura, no son absolutos. No se está diciendo que Kafka prefigura a García Márquez, aunque sus huellas están en casi todos los autores modernos. Hablamos de una transformación que para guiarnos necesita de nombres como señales.
Kafka tuvo una existencia atribulada y angustiosa, ¿Cuán determinante considera que fue ese aspecto en su obra?
Ya Kierkegaard se opone al colectivismo platónico. A partir de él toma carta de presencia el asunto individual, incluida la angustia como fuente vital. Kafka es un individuo, por encima del escritor, cuyas dudas lo sitúan en los márgenes de todo: la política, la religión, el judaísmo. Alimenta su mente, expuesta en su obra, con la riqueza del no poder ser, una opción pendular casi alógica que acarrea consigo los demonios de la duda, el terror, la ansiedad, la incertidumbre. Es, por ello, el escritor perfecto de un mundo que muere mientras otro nace, algo parecido a lo que Liliana Cavani, en su filme Más allá del Bien y del Mal, hace reflexionar sobre sí a Nietzsche.
¿Por qué cree que pidió a su amigo Max Brod que, a su muerte, quemara todos sus manuscritos?
Retomo a Otto Maria Carpeaux con una respuesta alucinante: "(...) não pretendia criar "literatura": teria mandado a Brod destruir os originais por fundado receio de que o mundo os pudesse interpretar como literatura". No necesita traducción...
¿Cómo definiría a La metamorfosis?
Sitúo este libro como una encrucijada del hombre ante el futuro. Lo incierto de mañana y la aceptación de la endiablada realidad de ser nadie. Tal vez como la única rebeldía posible ante la maquinaria atroz del universo que a pesar de parecer absurda funciona a la perfección en sus facultades destructivas.
¿Recuerda donde leyó por primera vez y de que forma le impactó este libro?
Lo leí en Buenos Aires en 1975, en un viaje que hicimos con mi madre. El impacto tuvo estrecha ligazón con el momento que vivía la Argentina. En mi primera noche me paseé -quince años- por los portones cerrados del Abasto, y la humedad de la ciudad, más el agua que se había utilizado para lavar los pisos, hacían brillar el pavimento como caparazón de cucaracha. Luego llegué a casa y la tía Lucha andaba desesperada porque me fui sin pasaporte y aquello, entonces, era pasaporte seguro a la muerte.
¿Qué lugar ocuparía la figura de Kafka si hubiera vivido en estos tiempos?
Kafka, como muchos grandes escritores, no vivió para el brillo. Acabamos de mencionar, según Carpeaux, el pavor de que sus escritos se interpretaran como literatura. Orhan Pamuk, en un artículo para Le Monde el año 2004, hablando de Flaubert decía que éste era un santo y un eremita, el primero de varios santos eremitas de la literatura moderna: Joyce, Proust, Kafka, Pessoa, Walter Benjamin y Borges, a quienes llama "mi genealogía"y quienes dieron la espalda a la vida y al éxito superficial. Desentonaría (hoy) -a no dudar- el pobre Franz entre el revuelo de tanto pavo real.
Julio 2010
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Publicado en Brújula (El Deber/Santa Cruz de la Sierra), 24/07/2010
Imagen: Graffiti con Franz Kafka en una calle de París
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