La muerte de mi abuelo Armando

CLAUDIO FERRUFINO-COQUEUGNIOT -.

Los Ferrufino mueren sin queja.

Siento necesidad de hablar de aquella querida sombra. Mi abuelo Armando era un hombre inmenso, de voz profunda. fuerte. Correcto y seguro.

Digo de él. Mi sangre es su sangre y en mis ojos algo hay. Son las pupilas de todos nuestros muertos, con brazos de hierro y voces como ocultos ecos detrás de la noche.

El abuelo enfermó. Un día, en cama, con mi padre al lado, sintió venir la muerte. Católico, habíase ya confesado. Pidió muy alto: "¡pantalones!". Demandaba sus ropas para recibir el fin de pie y vestido.

Lo dije, morimos sin queja.

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Publicado en PRESENCIA LITERARIA (Presencia/La Paz), 23/12/1990
Publicado en VIRGINIANOS, Los Amigos del Libro, Cochabamba, 1991

Fotografía: Armando Ferrufino Camacho con sus hijos María Teresa y Joaquín y su sobrina Luisa

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2 Comentarios

  1. Una casta para respetar y admirar. Abrazos, querido amigo.

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    1. Lastimosamente no conocí a mi abuelo. Solo a través de los recuerdos de mi padre. A pesar de su religiosidad un hombre muy avanzado para su época en el país. Gracias, Jorge.

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