Esta pesadilla: la historia (8)

Roberto Burgos Cantor

¿Qué gratitud se esperaba?

Estaba el ejemplo de la Constitución española que tuvo asientos en su discusión y aprobación para científicos, escritores, sabios del derecho. Habían aprendido de Miguel De Unamuno que la sola suma puede resultar en un coro de rebuznos.

Esto es sencillo de entender si se piensa que una reforma esta destinada a poner una sociedad a tono con su tiempo. Que se encontraba con partidos políticos en crisis, sin ideas. Que la justicia requería como nunca reflexiones complejas. Que el orden territorial necesitaba de expertos. Que el Estado, ni más ni menos. Y mejor no nombrar el estado promedio de nuestra educación. Y.

Operó sin crítica la vieja creencia de convertir la vida en ley. Talismán sin poder. Y la ilusión: que una Corte especializada terminara de dar forma y sentido a la montonera de declaraciones.

Para armar el orden que enfrentara el caos de la urgencia por las necesidades y los deseos desbocados, hicieron falta: Carlos Restrepo Piedrahíta, Orlando Fals Borda, Fernán González, Carlos Villalba Bustillo, Ramiro de La Espriella, Antonio Hernández, Jesús Bejarano, Bonivento Fernández, Jaime Angulo Bossa, Fernando Hinestroza. entre otros, para constituir un núcleo de pensamiento. O sea aquellos que debían ser designados y no someterlos a la banalidad de operaciones avispas, o aquello que Borges llamó: un abuso de la estadística.

Quedó lo que quedó y la verdad es que las primeras Cortes, Angarita Baron, Carlos Gaviria, Morón Díaz, fueron ejemplares.

Curioso que un tratado de paz se celebrara con un acto de guerra. El bombardeo a Casa Verde. Y que un asunto de esta trascendencia, todavía esté esperando la certificación del Secretario de la Constituyente.

Así somos: hemos hecho de la improvisación un método.

De repente un laborioso y oculto trabajo de comején mostró sus túneles. La indignada preocupación de LLeras Restrepo por las clientelas en el ejercicio político quedaba atrás y un pulpo monstruoso ahogaba al poco Estado que sosteníamos con insuficientes esfuerzos. La banca, el comercio, la política, la justicia, eran atadas y atacadas por el narcotráfico. Aquel viejo asunto de policía, los embarques de mariguana, se convirtieron en montañas de dinero que compraban todo, vidas incluidas, y no les alcanzaba el territorio para guardar tantos billetes.

Imagen: Operación Casa Verde. Colombia, diciembre de 1990.