Pablo Cingolani
Hay algo aquí –no sé bien qué es- pero sé que está aquí, sé que late, sé que incita, sé que trepa, sé que seduce
¿Será el viento frío que baja de los cerros? ¿Serán los mensajes de la nieve que trae consigo? ¿Será que esa nieve atesora memorias tan fuertes que uno no puede sino abrir el corazón y recibirlas y conmoverse y sentirlas tan adentro de la piel que ya no se van a otra parte y van con vos allí donde vos vayas y se quedan con vos allí a donde vos te quedes?
Hay algo aquí –y no sé si pueda asirlo con mis dedos, no sé si pueda delimitarlo, no lo sé: tal vez eso no haga falta-, simplemente, está aquí y se aferra y se eleva y se junta y se entrega y está aquí y sólo se trata de sentirlo, sólo se trata de vivirlo
¿Será esa presencia, será esa estética, del despojo, de lo mínimo, de lo escaso, de lo desolado, de lo que no le importa a nadie, lo que atrapa, lo que cautiva, lo que fluye, lo que se está y crea, despierta, sacude, esperanza?
¿Será que así el dolor se exilia, se desvanece, se fuga y sólo quedan las piedras, sólo quedan las grietas, sólo quedan los cerros desnudos para develar un camino, una huella, un faro, algo que brille y todo para celebrarlo, agasajarlo, vivirlo en la pura arena que envuelve tus manos, en la infinita dicha de caminarlo?
Hay algo aquí –hay algo que no es ni la luna virtuosa de mayo ni el fulgor decidido de la cruz del sur, la majestad de la chakana
Hay algo, algo poderoso, algo infinito y no son las miles de serenas estrellas que coronan la noche
Hay algo tempestuoso y no es el rio que lava el fondo del valle
Hay algo colosal y no son las montañas
Hay algo, algo que batalla, algo que te arropa
Hay algo aquí. Hay algo puro, hay algo bueno, hay algo verdadero
Hay algo aquí y ¿sabes? No hace falta ni siquiera nombrarlo.
Pablo Cingolani
Río Abajo, 24 de mayo de 2018
Imagen: Ferdinand Hodler
0 Comentarios