(Propiciando) Un fin y un principio

Pablo Cingolani 

En el momento en que dejemos de creer en el mundo, éste desaparecerá, y con él se irán su encanto y su gloria y la belleza de las piedras, con él se perderán todas las arenas y todos los muelles y el mundo, ese mundo en el cual creíamos, será sólo espanto, sed, dolor, olvido

De ahí, mi dios, que lo único que te pido es que no dejes que nos abandone la fe, la fe en el mundo, ya que no podríamos soportar tanta miseria, tanta tristeza, tanta culpa

[El ritual] Este es el instante donde antiguas divagaciones son abolidas y aparece la colosal presencia de la realidad,
                               la realidad-real

Esta realidad-real ha licuado viejos sueños (que fueron merecidos) pero que ahora se han convertido en un pequeña moneda de cobre, oxidada y olvidada en el medio de un desierto.  Ni sabemos su nombre: no podemos ir a buscarla. Sólo sabemos que allí debe encontrarse y que su rescate ya no importa

La realidad que se devela entonces es como todo comienzo, todo lo que principia, todo lo que renace –persistes en tu convicción pero vuelve a encenderse como si el faro de Alejandría volviese a iluminar el oscuro mar y escuchases los gritos de alegría de los marineros de las naves que buscan el puerto para descargar la lana de Anatolia y el vino de Chipre que guardan en sus bodegas

Es un final que es un principio

La lana, abrigará a los niños
El vino, agitará las voces y promoverá la poesía
Así son las cosas de este mundo
Nada, verdaderamente, muere
Nada, muere

Todo tiene un final pero cada final es una alborada, una albufera a donde van a procrear los delfines, un arrecife a donde los corales se aferran, un adiós que ilumina nuevas bienvenidas, ausencias que acompañan presencias, aludes que arrastran virtudes, almejas que se alejan y luego regresan, Artaud resucita, los niños no pasan frío y el vino, siempre el vino, se derrama, generoso y fiel, en las tabernas.

Pablo Cingolani
Río Abajo, 17 de junio de 2018
Nota bene: este es un texto devocional que tiene muchos motivos y dos reencuentros que se enlazan: con el Roque y con el Facundo, hermanos del alma. A la vez, tiene dos detonantes, dos comunicaciones que lo han labrado como escrito: con Pedro Susz y con Richy Trewhella. Va dedicado a todos ellos, por supuesto y por principios. 

Imagen: Emil Nolde

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