Todas las palabras que te escribo no te devolverán de la muerte
Yo sé: todo mi dolor no te resucitará ni hará que vuelva a verte
Por eso, voy y te busco entre las montañas, entre la lluvia y el frío
Entre las nubes que se trepan a los cerros y cercan el horizonte
Allí, allí sí, ando ensoñado mientras camino, voy y te encuentro
Feliz, mirándome de frente con tus ojos verdes, delante de mí
Allí, mientras el agua que cae lava mi rostro y la maldad del mundo
Allí sí: te veo, te huelo, te siento, te alzo, te toco y te vuelvo a abrazar.
Pablo Cingolani
Antaqawa, 2 de febrero de 2019
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