Yendo y viniendo por la vida

 

Cuando vas por la vida sin otra mochila que la fe, sin otro motivo que la esperanza, simplemente vas y no te apenas.

Podrás encontrar mil escollos: a todos los enfrentarán tus pies, tu piel, tus labios. Será lo que te fortalezca. Más si un hachazo te derriba, si eso sucede, celébralo allí donde puedas: de eso se trataba la vida.

Si aún divisas las huellas en la arena, nunca te quejes de tu suerte: si respiras, si estás vivo, no hay razón para que lo hagas.

Sigue adelante, jamás te rindas, recuerda siempre a los muertos, tus muertos: ellos te iluminan, ellos te guían.

Cuando vas por la vida sin otra causa que la emoción que te sincera, sin otro faro que la belleza escampando, cada injusticia se enfrenta sin dudar, cada desasosiego promueve una batalla.

Si sales victorioso, tendrás historias felices para recordar.

Si la derrota te corteja, no te ausentes, no te abrumes: serán heridas que también terminaras honrando, así el camino se estreche, así todo se olvide, así la verdad padezca.


Pablo Cingolani

Desde algún lugar, 20 de agosto de 2020

Imagen: Ruta Nacional 52, Cuesta de Lipán, Jujuy, Argentina /sarahsota16.tumblr.com

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