Otra ola, la tercera ola -sin desprecio por Alvin Toffler- con la peste planetaria que sigue arrasando pueblos, países, continentes enteros. A causas, efectos, Newton enseñó.
Desde la cordillera baja un frío que solamente quien conoce los Andes lo sabe percibir, es un frío intacto y firme, penetra sin piedad, no son la temperatura o el viento, es la intensidad, la constancia, hasta el color gris de su propuesta, le permite su expresión.
Han sido días de muerte y sin embargo siguen muriéndose amigos y extraños, sin piedad alguna la muerte, mezquina oportunidad de un virus para sentirse protagonista, y darle fin al verso del poeta, al socorro de la enfermera, la desesperación del mas débil. Domingo gris. Amigos que escriben, llaman, chatean para confirmar la presencia, en este irrazonable mundo que seguimos demasiado violentamente devastando. Medio siglo, o un poco más, antes de ayer el medioevo, ayer las guerras mundiales, hoy una peste. No es una guerra, pero es nuestro presente en acabar con lo fundamental y lo irreversible.
Las notas de John Coltrane, A Love Supreme, el cielo gris de un domingo gris, preparar un plato caliente, una jankakipa o un minestrone, seguir leyendo la novela pendiente, mirarnos a los ojos, sentir la presencia.
Lo denominado queda con vida, escribió Canetti.
Maurizio Bagatin, 23 de mayo 2021
Imagen: Marc Chagall, En la noche, 1943
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