El otro

 

Márcia Batista Ramos

«Cada conciencia persigue la muerte del otro»

Georg Wilhelm Friedrich Hegel

Recuerdas que todo andaba bien, hasta que de repente tu pensamiento dejó de ser tuyo y viste que otro publicaba en las redes lo que tú pensabas. ¡Si! Alguien publicó, exactamente, aquello que habías pensado. Tu mundo se alteró por la aparición del otro y ahora parece que tu existencia gira en torno a él.

Entonces, cierras los ojos, tratas de recordar cuándo pensaste, dónde estabas, para tratar de saber quién te estaba espiando. Te viene una imagen en la mente, recuerdas el espejo del baño… Te afeitabas. Mientras la navaja arrastraba la espuma y cortaba tu barba, pensabas aquello que ahora otro publica, mientras otros comentan.

Pues bien, sabes que debes mantener la calma, inspiras-expiras profundamente, una y otra vez. El cielo parece azul, pero en verdad, no lo es. Parece que nadie te espía, pero tal vez, hay una pequeña cámara oculta en algún lugar de tu casa y alguien te vigila todo el tiempo. No sabes. No te das cuenta. Tal vez, la telaraña… Pero puedes escudriñar cada espacio de tu pequeño departamento, como quien limpia. Discretamente. No cómo quien busca.

Bueno, todo revisado. Todo limpio y ordenado. No encontraste cámaras ocultas. Ya puedes ir a ducharte tranquilamente. El agua caliente te relaja.

Recuerda que alguien escuchó tus pensamientos. A lo mejor, tu vida es visible para todos… No se trata de cámaras y sí de micrófonos. Frótate bien, si te incrustaron algo en la piel va a salir con la esponja natural y jaboncillo. Eso, así. ¡Listo!

Después de vestirte, repasa las redes. Si alguien te escucha, dirá que no es un micrófono.

¿Viste? Te están escuchando. Te dijeron: - “No es un micrófono, es un chip en tu cabeza”. ¡Ves! No se trata de un sentimiento o fenómeno, definitivamente, se trata de una amenaza radical. A lo mejor te afeitas la cabeza.

Ahora siente con la yema de tus dedos cada centímetro de tu cuero cabelludo y date cuenta que no hay nada. ¡Ves! No hay nada. En vano afeitaste la cabeza. Tu cabello era bonito. No importa, crecerá nuevo cabello en un año, tal vez. Lo que importa es que no hay chip incrustado en tu cabeza. Tampoco en tu cuerpo.

No te olvides que no hay cámaras. Ni chips.

Pero alguien te espía.

Además, alguien sube lo que piensas a las redes sociales y tu pensamiento deja de ser tuyo, como todos tus pertrechos dejaran de pertenecerte cuando mueras. La gran diferencia es que tus pensamientos se escapan más rápido y alguien los publica en las redes…

Ahora te sientes ansioso, sabes que te conocen y pueden decir todo lo que piensas antes que tú. A lo mejor, pueden contar al mundo todos tus secretos. Hubiera sido mejor que no tengas secretos…

Tienes miedo.

Buscas respuestas, no las encuentras. Desconfías de todos, hasta de tu sombra.

Irónicamente, no desconfías de mí.

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