Me lo enseñaron los libros de José María Arguedas. Prosa y poesía del campo, señores e indios, lo vivido desde profundidades hechas de lenguas y espíritus. Toda esta literatura, y no solamente la de Arguedas, sino también la de los pasos firmes de Jesús Lara, ¿Quién fue el Repete, que describe el Yanakuna?, no tiene fin y sin embargo tiene fechas: la mirada infinita del indio, las grietas de la tierra iguales a los callos de sus manos, a las líneas del sudor que bajan de su frente, las rajaduras de sus talones. Hay siempre líneas que conducen a una y más raíces. Heridas en las piedras que llevan millones de años sin unas palabras.
Esta puede ser una fecha histórica, si memoria y olvido llegaran a un acuerdo. Polvo se levantó de la tierra casi rojiza, y con un viento cómplice. Un mundo que piensa en quechua y tiene que expresarse en castellano. Ayer vi abrirse el surco de esta tierra, abrirse por la fuerza de un arado egipcio, y bueyes criollos guiados por una generación que mañana no reconoceremos.
El aire de primavera ya invita la tierra al resplandor, al respiro, a la luz. Está escrito en el rostro de toda esta gente, gente que mirando atrás encuentra su mestizaje; en la violencia y en las injusticias. Al principio fueron Huerta Pampa, Flor del Valle, Copapugio, paisaje siciliano extraído del Gatopardo o de los pueblos que hay solo en ciertas novelas. Rulfo o García Márquez leyendo a Faulkner. Hoy Mujun Punta, caminantes de toda edad defendiendo su territorio, sin horario y sin banderas a fuerza de recordar lo que significó, en el lejano dos mil, la guerra del agua en Cochabamba. Muchos de ellos no habían siquiera nacido.
Antes de doblegarse seguiremos viendo la cholita invitarnos el fruto de su tierra, papa wayku con poderosa llawja y la tutuma apaciguadora. Luego encantadora. Al primer cierre del candado me escapé. ¿Qué habrían planificado?
Oigo el charango del Danger, vibran sus manos y canta su corazón. El retorno del campo siempre fue así tan dulce. Habrá sido el viento que traíamos o el viento que siempre estuvo ahí.
Maurizio Bagatin, 21 de julio 2022
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