Se perfila un México boliviano. Werner Herzog debe haber olido este perfume de aventura que el país emana. Vino a comprobar en persona, lo real y lo verdadero, y hasta donde llegaría la frontera entre el bien y el mal, o si la idea de ficción lograría alcanzar el verbo que siempre deseaba la imagen.
El vértigo de la violencia lo sentimos a diario. En el esquizofrénico ritmo de las ciudades y en la imitación que le sigue, la de los pueblos. Hace algunos años atrás compartimos algunas percepciones entre amigos: “En México se está repitiendo la misma violencia de hace cien años atrás, durante la Revolución, solo que ahora está de por medio el narcotráfico”. La Bolivia actual está por el buen camino.
Se perfila un México boliviano. Samaipata fue descanso en altura, al margen, según la traducción del quechua -a Borges le encantaría si fuera a la orilla- donde muchos gringos y progres new age se fueron estableciendo durante los últimos años: buen clima, la pujante Santa Cruz no tan lejos y un aire que espacia entre lo místico sin Dios y el despertar de una nueva comunidad. No fue así y después del Far West vivido últimamente no sabemos cómo será hoy. Nadie lo sabe.
Los infiernos de los vivos arden por todo lado. Angurrias que alimentan violencias al borde de la gratuidad; ¿Netflix servirá de inspiración? Quizás, el arte es sirvienta de la ética y de la estética, trabaja todo el día y luego danza. Representar una época es para los grandes: el siglo corto en Céline, el que lo antecedió la larga narración rusa y francesa, el actual pide más imagen que letras.
Se perfila un México boliviano. En la no man’s land del Oriente boliviano corren balas y arde la Amazonia. Una tempestad del progreso involutivo del hombre contemporáneo. Construyendo por destruir, así lo vi en mi pueblo -ahora encerrado en su depresión post boomerang- y así lo veo aquí hoy. Poderes agarrados en leyes que ayer detestaban y que hoy han hecho de ellas su fortaleza, discursos que no valen unas pepas, solo la construcción de la debacle: el monologo o el mausoleo, nos decía Octavio Paz.
Maurizio Bagatin, 14 de septiembre 2022
Imagen: Una obra del artista Roberto Valcarcel
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