Un mercado popular





La ciudad avanza. El cemento aumenta. El verde desaparece. El desierto crece.

Hay un hombre de la multitud entre los caseritos del mercado popular, mira, observa, luego intenta describir el paisaje, cuanto de humano queda, cuanto de ficticio prevalece, todas las imperfecciones que demuestran, aun, la poesía en la sobrevivencia del ser humano.

Oxímorones

El burgomaestre a la radio explica que su viaje a Corea del Sur fue muy fructífero. Existe mucha voluntad de parte del gobierno surcoreano por implementar tecnologías de desarrollo en Cochabamba. Al frente tres chiquillos están mirando Parasite en una pantalla plana de un vendedor de DVD chutos. Ahora está hablando el gobernador, viajará a Japón para encontrar soluciones para el Rio Rocha. La agencia de cooperación japonesa JICA, que trabaja en un “Plan director de la Cuenca del Rio Rocha”, tiene sede en Cochabamba.

Fauna

Un anciano se acerca a la caserita de los abarrotes, pide un rollo de papel higiénico de 2 bolivianos, la casera se acerca y le invita uno de 1 boliviano, le dice “llévatelo”, el mira alrededor y con timidez lo recibe, enrojece y se va. Una señora se acerca y le ofrece un pan, welfare cochabambino.

A la vendedora de carne molida le pido si me puede moler medio kilo de carne de cerdo, le cuento que el ragú es mucho mas rico si hay las dos carnes mezcladas, la de res y la de cerdo. Me dice que no, que aquí no hacemos esto, insisto preguntándole el porqué. No sabe, pero nadie lo hace y por eso no lo va a hacer. Mañana cuando alguien lo haga ella también lo hará, y luego otros más.

Los productos

A las papas no hay que acercarse mucho, parecen morder las billeteras populares, y desde la próxima semana será peor dicen las vendedoras porque ni la yuca llegará y no tendrán competencia…” los miércoles si vamos temprano a los centro de abastos al por mayor logramos agarrar unos cuantos gangochos de la peruana que contrabandean, sino tenemos que conformarnos con el dominio de las ranqueras” …el mercado es un extraño mamífero, no parece humano, crece y crece…

El menudeo de venta, el joven del oriente con gelatina de pata, chivé o charque beniano, la cholita paceña con su venta de macatera sobreviven, uno se paga los estudios, ella mantendrá otros hijos que estarán estudiando. Ha bajado la venta del alcohol a 70°, ya pocos compras (y se ponen) barbijos. Para China fue un negocio redondo y la verdad sobre la peste nunca la conoceremos. En una carretilla un anciano ofrece paltas traídas de Perú, es otra variedad, una vez la probé: ningún sabor en muy buena textura. Hablar sobre esto involucraría hablar desde la revolución verde hasta el boom de la agricultura peruana, pasando inevitablemente por un sendero para nada luminoso.

La invasión de productos argentinos, en su mayoría de contrabando, ha elevado el número de vendedores y fomentado aún mas el consumo de productos de limpieza, artículos para la belleza, chocolates para engordar y aceite de oliva mezclado con aceite de soya. A través de estos productos uno ve lo grotesco argentino, una canción de Charly García o la farsa de su vicepresidenta de turno.

El pan es otro producto que impacta. Según los economista del sector, de cada 10 panes que consumimos en Cochabamba, 7 vienen elaborados con harina importada. Y ahí nuestra contradicción, la papa era el pan popular, y el maíz el pan del Imperio. Olvidamos Felipe Guaman Poma de Ayala y al Inca Garcilaso de la Vega y festejamos el haber hecho escapar a la Mc Donald’s, sustituyéndola con una pollería en cada esquina y papa holandesa. Extraños somos también en la homologación de nuestros estómagos. Siempre me pregunté ¿Cuál gallina será la wallpa del diccionario Quechua-Castellano de Jesús Lara?

Las figuras

La refresquera subió a 2.50 el vaso de orejón, el azúcar está caro. Ponle menos azúcar y estaremos mejor también en salud, le digo. El cochabambino es dulcero, la misk’isimi era cochabambina, tenemos que conservar nuestras tradiciones me dice, me sonríe y me yapa otro medio vaso de mockochinchi.

Las cocineras de arriba siguen picando agitadas, cebollas, zanahoria, tomate, el q’allu tiene un importancia vital para el cochabambino, como la llajwa, aunque hoy en un mesón del mercado veo hacerla con licuadora, ya no sudando y renegando en un batán. Cuatro hojitas de quirquiña pero la salvan de todo aspecto ciudadano y el señor que recoge el almuerzo para llevarlo a su casa ríe. En unas bolsitas de plástico se confunden la sopa de maní, el lambreado de conejo y el flan que va de postre.

Triste, solitario y sin fin

Donde para un viajero inicia su andar, también terminan un sin fin de hábitos, costumbres, búsquedas y estudios. El café, en cuanto lugar de la modernité baudelairiana, es comparable al macellum que algún día estuvo cerca de la Asamblea y del Foro,y aun antes fue la Ágora de la antigua Grecia. Alguien tenia que ir, antes de preparar el simposio o el banquete, por ahí y conseguir todo “ese bien de Dios que saboreamos hoy”.

Después de Platón, pensando en Feuerbach y en nuestros bolsillos.

Maurizio Bagatin, 19 de octubre 2022
Fotos: Papas en la Calatayud, Cochabamba, 2013

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