Una epifanía bibliográfica

Una de las donaciones al CCPSC

Homero Carvalho Oliva

Donar libros ha sido una constante en mi vida, estimo que sobrepasan los diez mil ejemplares repartidos por todo el país, especialmente en Bibliotecas de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, así como en pueblos y comunidades de este departamento. Al principio lo hice para evitar que los bichos y la humedad los destruyeran, luego me di cuenta de las sonrisas de los niños cuando les llevaba libros y el brillo de sus ojos se convirtió en el mayor aliciente para hacerlo.

En la Biblioteca del Centro de la Cultura Plurinacional de Santa Cruz existe un fondo editorial con cerca de dos mil libros míos y en la Biblioteca de El pajonal creamos el Museo de los escritores iberoamericanos con fotografías y libros de famosos escritores de habla hispana, en ambos espacios me informan que esos libros son los más buscados por los jóvenes, eso justifica mis donaciones, aunque me quede sin ningún libro.

Hace unas semanas vendí ejemplares empastados de las primeras ediciones de mis propios libros para costear algunos gastos de viajes con mi familia, me dio pena hacerlo, pero los viajes me colmaron de alegrías.

Ayer tomé la decisión de donar toda mi biblioteca personal (ver primera fotografía) a la ciudad de la Santísima Trinidad, capital del Beni, el departamento que me vio nacer; se trata de mis libros más queridos que guardo desde mi adolescencia, libros de mis escritores favoritos, dedicados por escritores y escritoras amigas, algunos de ellos los he releído varias veces; sin embargo, creo que es hora que busquen nuevos lectores porque soy de los que piensa y actúa en la búsqueda de soluciones para promocionar la lectura y el problema, en la mayoría de las bibliotecas, es que no tienen libros de autores contemporáneos. El envío lo haré en las próximas semanas cuando reúna el dinero suficiente para pagar el transporte.

Carmen, la Amada, mis hijos y Nilva, la señora que nos ayuda en la casa, se rieron ayer cuando les informé de mi decisión y les dije que los libreros quedarían vacíos, ambas coincidieron en que no pasará mucho tiempo para que se vuelvan a llenar con nuevo títulos y autores, porque mientras más libros regalo estos aparecen, como un prodigio, en los sillones, en los veladores, en la mesa del comedor, en las sillas…en fin, siguen apareciendo en mi vida porque los libros saben que los amo y viene a mí para acompañarme cuando los necesito.

Soy escritor, pero sobretodo soy lector, y quiero que los lectores puedan tener acceso a libros en las bibliotecas, ese es mi aporte.

Dicen que sin fotografía no hay acontecimiento, así que ahí van algunas instántaneas de donaciones.


Museo de escritores Iberoamericanos.

Donación la Municipio El Puente.

Donación al Centro de adolescentes.

Donación al Centro de Reahabilitación mujeres Palmasola.



Libros para el Museo de Escritores

El fondo editorial que lleva mi nombre en la Biblioteca del CCPSC.

Una parte de mi biblioteca personal que donaré a la Casa de la Cultura del Beni



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