El último primer viernes del año


“Como casi todos los modernos tenía la decisión de sentirse feliz” -D.H. Lawrence-

K’oan en las funerarias para que siga habiendo trabajo, más trabajo. Encimas de lozas de cemento encienden el carbón y challan con cervezas baratas, ofreciéndole a la Pachamama alcohol de 5 bolivianos y vino oporto hecho de pura azúcar. En las “mesas blancas” hay todo lo kitsch posible, serpentinas chinas, banderitas coreanas, dólares y euros, contrabando argentino.

Un árbol de navidad enorme, el más grande del país de las maravillas, fue encendido anoche por el burgomaestre, el mismo que prometió recuperar las lagunas secas de la que un día fue la “ciudad jardín”.

Desde enero hasta octubre de este año alrededor de 32.000 niños han cruzado el Darien Gap para llegar a los Estados Unidos, son datos del Unicef…en treinta y cinco años el Amazonia perdió el 10 % de sus bosques, son datos del WWF…en el país de las maravillas en 2022 aumentó del 4 % los cultivos de la hoja sagrada, no sabemos de quien es el dato. ¿Malas noticias? No, anoche llovió y el gobernador apoya que se aproveche con cosechas de agua de las lluvias venideras.

La primera lluvia es como el primer amor, imposible de olvidar; el verde del jardín cambió de tono, es diciembre y ya siente la humanidad el peso de once meses encima, van preparando en su mente la borrachera salvaje que cada año en este mes la sumergirá.

Maurizio Bagatin, diciembre 2022
Imagen: Un “tutumazo” de chicha kulli

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