A Valentín


Tu eres un genio, siempre

Kerouac


Enamorado de su vida, hasta que dijo basta

Respiró, respiró tan fuerte cuanto pudo, desafiando abismos, compartiendo grietas y azares con las vizcachas, con sus compañeras de destino, con su destino

Su exclusivo frenético placer secreto y compartido: ratones, lauchas, lagartijas, víboras, sapos, pájaros de todos los colores, todo lo que se cruzaba, lo cazaba y lo tributaba a la casa, al hogar que nos amparaba en medio de las montañas

Escuchaba, se abría, no se emborrachaba -nosotros lo hacíamos y era él quien nos consolaba en nuestras resacas, aluvionales chakis, benditas resacas

Desprendido de inhibiciones biológicas, zoológicas y geográficas

Al igual que el Che Guevara, fue fanático de su tiempo: escuchaba con nosotros las canciones de la hinchada de Central -era un canaya como el Pepe antropólogo, uturunco y malvinero que en paz descanse, como el Gustavo pediatra, batallador y chaqueño-, los blues de Pappo y el Poema de Ney Mattogrosso

Vivió su memoria y su asombro: vino a morirse con nosotros, mansamente, en Achumani, aceptando perderlo todo, sin miedo, sin vergüenza, de frente, ante la integridad de su experiencia, de su lengua y de su saber

(Fuimos y lo enterramos en su montaña, el cerro Mullumarka, como lo merecía, y de allí al cielo y a las estrellas donde vivirá eternamente)

Escribo para que el mundo lea y vea la imagen precisa que yo tengo de él

Creación salvaje, sin límite, pura, surgida de las profundidades, tal vez alucinada

Valentín: tú eras/ eres un genio, siempre.


Pablo Cingolani
Antaqawa, 8 de febrero de 2023
La foto es de Carolina, 2016.

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