Abril, poema de un niño


Ser niño en abril era salir a las calles y gritar. Pascua ya había dejado la bruma a una primavera que iba alejándose del invierno, el color del cielo vislumbraba lo que la rosa sería en mayo.

Abril es el recuerdo de perfumes a lavanda fresca y a limpieza en las casas, el invito a dormir a la hora del despertar. Parece un oxímoron. Afrodita y las flores iban implorando: eran las mejillas frescas de las mujeres después de un sueño. Y nosotros que ya no éramos niños.

Era la morera que preparaba el obedecer a un patrón y la lluvia que enfriaba los pies resbalando por los brazos desnudos. Luego el nuestro escapar, recorrer, inventar, un cometa, un fortín, una batalla.

Y las noches que la luna engordaba más rápida que nunca (muchas veces adentro del pozo); en las huertas el verde de todos los colores, todos los verdes de un solo color, el roció que envolvía en un marasmo vegetal todas nuestras emociones.

¿Cuál otro mes esperar? En verano los escondites eran bajo la canícula, tal vez por eso queríamos tanto a este mes, cruel para el poeta y tan fresco e inmaculado para nosotros.

Maurizio Bagatin, 19 de abril 2023
Imagen: Jean Dubuffet, Arab, Gazelle and Three Palm Trees, 1948

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