Lección de Filosofía n°79: Ursula K. Le Guin


“Dans le néolithique l’homme avait déjà réuni a peu près tout ce dont il avait besoin” -Alfred Métraux -

¿Cambiar el relato? Volver el relato anti heroico, reconquistar el tiempo biológico y vivir sin el absurdo y eterno conflicto, la competición, la presión, la lucha…Abandonar Ítaca, devolver a Helena, no pensar en el infierno de los vivientes. Y el camino que la “ficción imaginativa” de Ursula K. Le Guin toma, es lo de una sociedad anarquista, pacifista y gilánica. El estado autoritario capitalista que conocemos o el disfrazado socialismo del siglo XXI son lo mismo, sin una pizca de solidaridad, sin asistencia mutua, llevándonos a la deshumanización y la autodestrucción.

Cambiar el relato es darle espacio suficiente para mantener incluso al Hombre en el lugar que le corresponde, en su lugar en el esquema general de las cosas, en la ciencia ficción se puede llenar aquel contenedor que para el cazador y recolector era tan importante: “Quince horas de trabajo a la semana para sobrevivir dejan un montón de tiempo para otras cosas. Tanto tiempo que es posible que algunos inquietos, que no tuvieran un niño cerca para darles vida, o habilidad haciendo cosas o cocinando o cantando, o pensamientos muy interesantes que pensar, decidieran salir de aventuras y cazar mamuts. Los cazadores habilidosos volverían con un cargamento de carne, un montón de marfil y un relato. La carne no era lo importante. Lo importante era el relato”. Queda tanto tiempo para vivir, en una ciudad donde no hay reyes, soldados, sacerdotes ni esclavos, en Omelas “hay tiempo suficiente para recoger mucha avena brava y también para sembrarla, y para cantar al pequeño Oom, y para escuchar el chiste de Ool, y para mirar las salamandras, y el relato todavía no ha terminado. Todavía quedan semillas por recolectar, y todavía queda espacio en la bolsa de estrellas”.

Ursula K. Le Guin consulta siempre la etnología, escaba en la antropología, hubiera ido de acuerdo con Alfred Métraux, para ambos al neolítico le faltó solamente el arte dental. Ursula K. Le Guin, cómo el famoso antropólogo, era una nostálgica de aquella época. Se sienta a leer Virginia Woolf, armonizando la habitación para el presente, se inspira en las ideas de Murray Bookchin y Paul Goodman y va creando unos nuevos ciudadanos en Omelas.

Maurizio Bagatin, 15 de abril 2023

Publicar un comentario

0 Comentarios