El viejo dicho sigue cumpliéndose: en Cochabamba el invierno dura unas cuantas horas al día…y es primavera, con humo y polvo y el caos de todas las ciudades o pueblos sudamericanos. Con la primavera llega el cambio de alfombra, ayer eran los tajibos en colorear, como acuarelas cochabambinas, aceras y calles, hoy se da inicio con el violeta, menos pálido, de sus jacarandas.
El recorrido es el clásico, bordeando el cerro de San Pedro, fieles van subiendo a pie, como un calvario, las gradas que los llevan hasta la enorme estatua. Bajando uno se choca con una humanidad de testigos de Jehová reunidos en el campo ferial; una masa de futuros soldados recorre la laguna Alalay, no sabría decir si entre ellos hay más desnutridos u obesos. Los pasos entre una y otra condición, hoy, son brevísimos.
Los domingos no están hechos para los paseos, las excursiones, el salir por rutas establecidas. Las masas no dejan oxígeno. Pronto vendrá otro día del peatón y el ciclista, otro domingo para no salir de las cuevas.
En la Plazuela Ex Combatientes contemplo la nueva alfombra, el chilijchi de la avenida Juan de la Rosa ya florecido y la jacaranda con sus flores blancas de la avenida Humboldt. Sin ser primavera en el calendario y en contra del maltrato que recibe, la naturaleza sigue ofreciéndonos sus encantos.
Maurizio Bagatin, 30 de julio 2023
Fotos: La Laguna Alalay, El Tunari desde el cerro de San Pedro y el Ceibo (chilijchi) de la avenida Juan de la Rosa
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