Márcia Batista Ramos
Aquí por las pampas del Sur, en el continente de Jorge Amado, Jorge Luis Borges, Jorge Tellier y tantos otros grandes, que no se llaman Jorge, pero que también son grandes, la vida anda peliaguda… Parece una novela radial, con un guion de mal gusto, de medio siglo atrás: donde el bueno acusa al malo y desde su guarida el malo, saca al sol los trapos sucios del bueno, sin dejarse ver para no ser atrapado. Sin embargo, todos estamos atrapados en Estados estancados. Es todo muy caótico. No se avizora un gran futuro para nuestras sociedades. Somos masa, pueblo, no tomadores de decisión y sólo nos queda mirar al circo que se incendia mientras los malabaristas ahorcan al elefante y la bailarina, mata al payaso a puro puñetazos.
En América del Sur el narcotráfico, un fenómeno creciente y trasnacional, hace tiempo, anda campeando como potro que nunca fue ensillado. No es una novedad; empero, el narcotráfico logró penetrar el Estado en diversas formas, acercando el mundo legal al mundo ilegal. Porque Afrodita que, en la mitología griega, es la diosa de la belleza, de la sensualidad y del amor erótico, aquí, por esos campos, se llama “narcocorrupción”.
La narcocorrupción, conlleva a la imperfección extrema, es como el 666, porque deja en evidencia de que el aumento de la actividad delictiva, es inversamente proporcional a la seguridad del Estado. Frente a eso, el imaginario colectivo viene a corroborar que es “imposible” terminar con el narcotráfico. Que todos los gobiernos tendrán que rendirle pleitesía, porque es una gran fuente de riqueza que deja réditos al país. Entonces, si fuera cierto ¿qué ofreceremos a las futuras generaciones? El destacado analista político mexicano, Jorge Chabat analiza los matices que conforman ese matrimonio por conveniencia, esa compleja simbiosis, cuyo poderoso motor es la corrupción: “Y en ello hay que ser muy claros: no es sólo el beneficio personal e ilegítimo que obtiene un funcionario encargado de combatir el narcotráfico por mirar hacia otro lado cuando pasa un cargamento de droga. Son los beneficios que deja el narco a la economía de un país, los empleos que genera, la infraestructura que crea, los vacíos que llena ahí donde el Estado no llega. Es el papel de proveedor de servicios públicos que el propio Estado no alcanza a desempeñar. En otras palabras, el peso del narco en un país va más allá de la corrupción: es un actor económico importante, y puede llegar a ser imprescindible. (…) Pero ésta es una relación mucho más compleja de lo que se piensa. La corrupción tradicional que genera cualquier actividad de crimen organizado es la del policía que voltea la vista hacia otro lado cuando pasa el cargamento de droga, o de armas, o de personas. A diferencia del juego de póker, donde se "paga por ver", aquí se paga por "no ver", por mirar para otro lado. Sin embargo, la corrupción que genera el narco va más allá: también se paga para no ser detenido, para en caso de serlo, no ser condenado y, en caso de serlo, poder escapar de la prisión. Se paga también por información sobre posibles operativos policiacos, para poder eludirlos, y también por información sobre "traidores" y sobre las actividades de las bandas competidoras. Incluso se paga para usar al Estado en contra de las bandas competidoras. Más aún, en ocasiones el Estado trabaja para los narcos: no sólo no los persigue sino que les da protección”[i]
Me siento alicaída en medio de una nevada inusual, que congeló los vientos de agosto y que me despertó en medio de la noche. Me puse a pensar que no es nada sano el escenario en que estamos inmersos, parece que asistimos desde el palco la entrada de “La ramera de Babilonia sobre la bestia de siete cabezas”[ii]. La gran capacidad de acumulación económica que posee el narcotráfico, los lleva a ser diferentes de otras actividades delictivas, que subsisten confrontando al Estado. El narcotráfico, trata de corromper al Estado. Muchas veces llegando a extremos lamentables. Mostrando que la Narcocorrupción es una seductora Afrodita, que viene con sus trompetas anunciando el apocalipsis.
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[i] Chabat, Jorge: “Narcotráfico y Estado: El discreto encanto de la corrupción”, México (2005).
[ii] Nombre de una pintura rusa del siglo XIX.
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