Al tiempo le importa un carajo la justicia/la injusticia, el amor, la tristeza, la dicha, el dolor, la pasión, y dime: ¿por qué debería importarle? Somos nosotros, seres humanos, los que le concedemos poder a ese ingrato, que nunca se demora y zapa y zapa fuerte y arrasa con todo, infalible, peor que imprevisto huayco
Y así, sucede, que un día estás -estás dentro del puto tiempo y en el glorioso espacio- y otro día, no estás, te fuiste, partiste, te largaste a la travesía perpetua por el infinito cosmos, allí donde el Jimi ya no sangra por su guitarra y Janis, eterna, sigue cantando sus blues
Mientras tanto, queda tu vida, la que se devora el tiempo, que zapa y zapa, y quedan los recuerdos, esa consolación que jamás restituye presencias porque la vida, mi amor, es piel a piel, jamás será un rejunte de nostalgias, un vapor que bulle, un espejismo de micas fulminadas por el más absoluto y definitivo silencio
Entonces, dices: ¿Qué será? ¿Qué será que le cante al vacío que siento ante tanta ausencia? ¿Qué será rememorar esa intensidad compartida si ya no están para espejearla en nuestros ojos y beberla como nos bebimos una existencia o dos andando por los caminos? El tiempo/ maldita daga/ lamiéndonos los pies…
El tiempo que trajinamos juntos ya fue y si te oxidas en la búsqueda del paraíso perdido, allí donde andábamos “en pelotas como nuestros paisanos los indios” y ese tiempo/que fue hermoso/ y fui (mos) libre (s) de verdad porque time waits for no one, and it won't wait for me… y eso que latía en sincronía deriva, deriva, ¿hacia dónde? ¿Hasta la galaxia de Andrómeda o hacia el fondo de tu corazón? Sólo vos, lo sabes…
No nombres a los muertos, creían los Krahó del cerrado brasileño, no los nombres para que viajen felices, libres, sin ataduras, sean ellos mismos en su renacer cósmico y, desde allí, desde ese más allá insondable y virtuoso, nos protejan y velen por nosotros hasta que volvamos a vernos, a encontrarnos, a añejarnos para siempre, juntos, en la eternidad.
Pablo Cingolani
Antaqawa, 12 de febrero de 2024
Con citas de Fito Páez, mi General José de San Martín, Sui Generis y The Rolling Stones.
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