Abril, escribió el poeta, ¿y porque abril y no mayo y con él la rosa? Es sentir el hemisferio norte así tan cerca y olvidarse del mundo. La poesía es cruel con los meses. Trilce prefiere la estética, morder la manzana hasta el hueso y sorber la última gota del limo de la tierra. E irse a Paris.
La siesta es la furia de los poetas para la palabra; se embriagan del sol y engordan. Caminan por parques vacíos en los inviernos que ninguna urbe repara; la primavera es el fuego entre los dos mundos que otro poeta añorará para siempre. Abril es el sueño pacificador y Afrodita.
Abril es el vino más fuerte, el más tinto con los colores, el más rico con las palabras. Se domesticará en agosto bajo el sol arrasador. Mientras el cáliz que Ulises mezcló con el agua fue como su astucia versus sirenas y ciclopes.
La fuerza del amor en este mes no tiene rivales. Saboreó el carnaval y ya tiene en vientre las vidas que a final del año se mostrarán. Caprichos y anarquía, cuanta belleza en la tibia brisa que descontrola los ardores del tiempo; es Venus en su quietud.
Abril es el ojo azul que mira al infinito, la explosión de la naturaleza, el cielo que se siente observado. Abre el surco el campesino y huele la tierra que ha descansado; le cambiarán el horario queriendo engañar al ciclo natural.
Sigue durmiendo la dulzura del mes cruel, sigue soñando cosechas maduras, besos y vinos fuertes. ¿Por qué abril y no mayo y con él la rosa?
Maurizio Bagatin, 29 marzo 2024
Imagen: Pablo Picasso, Campesinos dormidos, 1919
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