Un domingo por la tarde


La lluvia es como los dedos de un pianista, apenas acarician el instrumento y ella hace lo mismo con la tierra. Cómplice es el silencio de un domingo por la tarde. Se asemeja al retorno a un viejo siglo, a lo más antiguo de los recuerdos, tarde de libros y de siesta. Es cuando la biología se acomoda a su realidad, a su verdad, mejor aún, a su necesidad. Una poesía de Antonio Machado irrumpe, Campos de Castilla, cuando el poeta de Sevilla se acerca a Rubén Darío y le pregunta de la armonía. Es un retornar a la infancia que es la patria de los poetas.

En estas horas se sufre o se goza. Quienes el dolor de lo vivido, quienes el recuerdo o la ausencia. Aunque por un solo instante recordamos aquella felicidad.

Vamos anotando cuadernos y cuadernos de memorias, los viajes, los amores, los traspiés y los aciertos. Repetimos frases que son nuestras guías esenciales, nuestras voces perseverantes. No hay ciclo que no se cierre sin esta ilusión.

Maurizio Bagatin, 10 de abril 2024
Imagen: Acuarela de Darío Antezana

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