Música fresca


La oigo como música fresca y sin embargo son los Fleetwood Mac de hace cincuenta años atrás. Soplaba un aire de innovación, pero el tiempo eclipsará sentimientos y voluntades. Fueron años de fuego, mientras hoy hay solo mucho silencio. La debilidad de una habilidad es cuando no alcanza al genio o a la contemplación; en el arte y en la vida, que es lo mismo. Antes cambiábamos un disco con todo el tiempo a disposición, el vinil era un acontecimiento. La biología que aun “dominaba” la técnica.
Lo que prometió la Revolución Francesa se fue derritiendo como nieve al sol, la burguesía defraudó el sueño, robándose la sonrisa al futuro. No hubo coherencia entre lo dicho y lo hecho. Nos dejaron a escoger, y teníamos para escoger solo la lógica o la guerra. Hoy el monstruo, el capitalismo es más astuto que nunca, la financia penetra todas las fisuras posibles del mundo. Y en cuanto al mundo neoliberal, o simplemente liberal (el lenguaje es complejo y es otra manipulación fácil para el poder: ayer leía que un alcalde criollo está utilizando su voz en los semáforos inteligente de una ciudad, como en una 1984 orwelliana sui generis), recordamos la propuesta para una salida sin traumas de Iván Illich, la descolarización. La propuesta final, más allá de la Apocalipsis (época que también según Iván Illich estamos viviendo plenamente) me parece interesante la lectura de Keynes: “Lo inevitable no sucede, porque al final del día prevalece lo impredecible”.

Como un Cándido de Voltaire, desde un jardín:

Mi vedo guardato dagli sguardi di Otto Dix e ruggente come una Simone Weil; vedo secchi paesi da Bellavista e pini dal colore di una possibile pioggia riportano allora le tracce, quasi le impronte di una maternitá. I Blu e i Gialli quale manifesto insegnano proseguire in silenzio. Ora mi vedo, libero paroliere: “Se fingiamo d’essere e poi siamo allora non fingiamo”.

(Me veo mirado por Otto Dix y rugiendo como una Simone Weil; veo pueblos secos desde Bellavista y pinos del color de una posible lluvia llevan entonces las huellas, casi las huellas de una maternidad.

Los Azules y los Amarillos como manifiesto enseñan a continuar en silencio. Ahora me veo, libre letrista: "Si fingimos ser y luego somos entonces no finjamos".)

La memoria es nuestra cruz y nuestra delicia. Es como la sonrisa de un niño, que encierra la inocencia y la inconciencia. Es el sueño de la razón en Goya; es el insomnio en la noche.

Es, también el Genesis y el Apocalipsis, con la mirada inquieta, y ala vez paciente, de Job. Es Santiago en su obstinada voluntad de domar al gran pez, que tal vez lo traicionará.

En la sexta extinción no somos los dinosaurios sino el meteorito.

Maurizio Bagatin, junio 2024
Imagen: Andrea Kowch

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