Si con el Gabo fuimos penetrando el subconsciente colectivo de Sudamérica, con el poeta Mutis navegamos imaginarios de poesía estremecedora. Miramos horizontes que aun hoy nos asombran. Ilona, tal vez, llegó mientras fuertes relámpagos alumbraban misteriosas rutas de piratas y náufragos, el viaje, siempre el viaje, la poesía, siempre la poesía, entrando por fauces de las cuales solo Jonás y Geppetto salieron con vida.
Colombia mágica y Colombia trágica, viaje hacia las entrañas y por compañeros el fantasma de nuestras utopías. El poeta busca su memoria entre libreros y coleccionistas del pasado, una reliquia aquí, otra allá, misteriosas presencias de la Historia que se van presentando frente a él. No tiene algún sentido preguntarse que es real y que es ficticio, los dioses siguen moviendo el destino de todos nosotros. Villa Rosa vale Macondo.
El viaje de Maqroll es el viaje del gaviero, encima al navío, asignado a las velas de la “gabbia", que son las que se colocan sobre la vela principal. Por lo tanto, es una persona particularmente hábil que a menudo actúa como un vigía. De ahí ve y avisa, lo que está en el carajo es cómplice y aliado en la vista de todo lo que ocurre abajo y alrededor de la navegación.
Viaja Maqroll, llevando una bitácora en el insomne enfrentar a las olas y al clima adverso, al destino y a la soledad que no es un poema trágico para todos. Maqroll es melancólico, pero nunca es triste, verdaderamente solo cuando no logra “transar por una felicidad semejante a la de ciertos dias de la infancia a cambio de una consentida brevedad de la vida”. Enseñándonos que debemos dejar que pasen las cosas, “ellas traen escondida la clave. Si se busca, se pierde la facultad de descubrirla”.
Maurizio Bagatin, noviembre 2024
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