Por Concha Pelayo
He leído últimamente un libro de Vargas Llosa, "El sueño del celta", donde se narran las atrocidades que se hicieron con los indígenas en el Congo durante el reinado de Leopoldo II. Les explotaron, les torturaron, les asesinaron, les despojaron de todas sus pertenencias, les robaron y lo que es peor, les robaron también su espíritu.
Por otra parte, no ha mucho, vi por televisión un reportaje sobre Afganistán. Una vez que erradicaron a los talibanes, el Gobierno ha arrebatado las tierras y las propiedades a los pobres afganos dejándoles en la más absoluta miseria. En las tierras robadas los miembros del gobierno, todos, han construido casas enormes, palacios y todo el dinero que reciben de las ONG, se lo quedan ellos como se quedan con el contenido de los aviones cargados con alimentos, ropas, etc...
El documental fue grabado por un equipo de televisión española sin que supieran quienes eran, disimulando y utilizando mil argucias. Al parecer, todo lo que ocurre en Afganistán lo saben los organismos internacionales y lo sabe el Gobierno de los Estados Unidos pero unos y otros hacen la vista gorda. El pueblo afgano vaga por sus tierras que ya no lo son, sin trabajo, sin nada que comer y sin futuro. Decía uno de ellos que antes, cuando estaban los talibanes, por lo menos tenían trabajo y comían.
Hoy mismo, otro documental televisívo, Documentos TV, nos pone al corriente de lo que está ocurriendo en Etiopía. El propio gobierno etíope vende las tierras de los etíopes, por la fuerza, a multinacionales para crear infraestructuras para, -aseguran- erradicar el hambre y que éstos puedan trabajar y vivir dignamente, pero la realidad es muy distinta. Los que compran las tierras crean sus propias infraestructuras para explotarlas al máximo sin compensar en nada al pueblo etíope. El pueblo etíope se ha empezado a rebelar y se espera que haya mucha sangre. Mientras tanto, las organizaciones internacionales que deberían velar para que estos desequilibrios dejaran de existir hacen la vista gorda para que todo siga igual.
No sé si debemos tener esperanza para que el mundo cambie. Ayer, 15 de octubre, millones de personas en el mundo han levantado sus voces. Me fijé que los puntos donde se hacían estas manifestaciones se extendían por todo el planeta. Me fijé que en la mayoría de los países africanos, según el mapa que se mostraba, no había manifestaciones. En África no saben nada, solamente sienten su miseria y su pobreza. En África la dignidad no existe.
El mundo ha cambiado, ha avanzado. Los ricos lo son cada vez más. Hay doce millones de personas que se mueren de hambre. Y el hombre sigue siendo ese lobo feroz para el hombre (lo dijo Hobbes)
He estado hace unos días en la República Checa. He visitado castillos donde enseñan las terribles mazmorras a los turistas. Allí he visto artilugios de tortura que utilizaban la Inquisición en la Edad Media. Horribles pinzas para aplastar dedos, espeluznantes pinchos de hierro que se incustraban en la carne y de esa forma la agonía podía durar más de un mes. Así, sin movimiento alguno, con atroces dolores, sin comer ni beber. Allí, pozos profundos con un pequeño brocal por donde se arrojaba al prisionero y se le dejaba morir. A algunos se les quebraban brazos y piernas y allí eran abandonados a su suerte. Otros tenìan mejor suerte y morían al caer.
Han pasado muchos años, cientos de años y los hombres no han cambiado un ápice. No se atisba un mínimo de compasión, una brizna de amor.
Siento ser tan pesimista en esta ocasión. Entre todos hemos de cambiar el mundo.
10 Comentarios
Se podrá cambiar? Habremos de tener la fuerza suficiente algún día? Me cabe la duda, creo que a lo sumo llegaremos a ser unos agitadores de conciencias con las mejores intenciones y nada más. No está mal como objetivo de vida realista. Se hace lo que se puede con lo que se tiene al alcance de la mano.
ResponderEliminarSaludos.
Definitivamente no serán los gobiernos ni los grupos de poder los que cambiarán el mundo, mi querida Concha. Si esperamos algo de ellos sólo nos hundiremos en la más completa desesperanza.
ResponderEliminarLos cambios están de la mano de nosotros mismos, de los indignados de este planeta, de los que salimos a la calle a incendiarle su provechosa tranquilidad al gran puterío financiero, a los enfermos de la codicia.
Qué maravilla fue ver esta mancomunión mundial de indignados el sábado recién pasado. Fue una primavera libertaria que ya no tiene vuelta atrás. El mundo en adelante sólo puede ir en ese camino. Lo que irá quedando en el camino serán los rastrojos de la tortura, del aprovechamiento y de todas las infinitas estafas con que hundieron nuestras vidas y las de nuestros antepasados.
Me sentí feliz, mi querida amiga. Supe que esta amargura en que nos han arrinconado no tiene sentido, porque en realidad somos demasiados los que vamos en la misma dirección. Hay demasiadas almas limpias en este mundo y vale la pena vivir y luchar por ellas.
Un tremendo abrazo. Se te extrañaba mucho.
A veces pienso, querida Concha, y leyendo tu reflexión me afirmo más en ello, que en lo único que ha evolucionado el ser humano a lo largo de los siglos es en perfeccionar la técnica para torturar, dominar y matar a otro ser humano.
ResponderEliminarHacemos de la mentira y del desprecio al otro y a su esencia una (al parecer para algunos) forma lícita de enriquecerse, aunque sea a costa de la vida de muchos.
Y lo triste es que no pasa nada.
No es que en África no tengan dignidad. Dignidad les sobra. Lo que no creo que les quede ya es confianza ni esperanza en esos movimientos bien intencionados pero que por experiencia saben que sus resultados mueren en las redes de sus gobernantes o en sus bolsillos.
Un abrazo y no te vendas tan cara, que se te echa mucho de menos.
Es constante el cambio, mas tomar contacto con esa misteriosa fuerza y aplicarla a los hábitos, los estudios, el trabajo, la familia y la comunidad/sociedad requiere una disciplina y enfoque no común en la mayoría.
ResponderEliminarEl poder del pueblo es difuso, mas no el del interesado individuo o individuos, a quienes elegimos para representarnos y dirigirnos. Ellos aprenden a repartirse los tesoros y a repartirnos los despojos. Incluso en aquellos lugares del mundo donde esto se lleva por tradición, es el pueblo el que da sanción a esa tradición, tácitamente.
Yo también he sentido esa alegría a la que alude Jorge. El ver por televisión la Puerta del Sol y aledaños, en Madrid, me embargó de emoción. Definitivamente, ya no serán los Gobiernos quienes manejen nuestras vidas: SEREMOS NOSOTROS con nuestro tesón y con nuestra voluntad. Pero todavía hemos de convencer, uno a uno, a esos que nos rodean, incluso que son nuestros amigos y que nos dicen que estos movimientos son manipulaciones de izquierda o de derecha, según el viento que sopla. Ahora ya no se trata de eso, ahora se trata de desenmascarar a la Banca, a las Multinacionales, a las Organizaciones no gubernamentales, que también nos engañan, a los Gobiernos sean quienes sean, a todos los que les apoyan porque se benefician de una forma u otra. Hemos de convencer con nuestra palabra y vehemencia, como cuando convencemos a nuestros hijos de que la ética es la mejor arma para desenvolverse en sociedad, Hemos de luchar por separar el bien del mal porque uno y otro son objetivos.
ResponderEliminarJesús, claro que a África le sobra dignidad pero están tan cansados, tan solos y abatidos, hay tanta tristeza en sus ojos y tanta alma rota que, ni siquiera, son capaces de reflexionar sobre su propia dignidad. África nos duele a todos.
Un abrazo a todos por vuestros comentarios.
el mundo...
ResponderEliminarhay que cambiar
abrazo eurpopeo
Pues me gustaría vivir para ver los cambios tan esperados, para vivir realmente, ya que esta existencia que tengo hoy en día, como la de muchos, no se puede llamar vida...
ResponderEliminarLaura
Estamos viviendo un importante proceso de cambio histórico, señora Concha.El poder se está redistribuyendo, principalmente porque hoy en día les es muy difícil quedar completamente impunes a los que acostumbran atropellar a la gente buena.
ResponderEliminarLamentablemente, y como usted lo toca muy bien, las ayudas internacionales hacia los oprimidos del planeta deben pasar por los atascaderos de la mafia, la corrupción funcionaria y el pillaje que ensucia la convivencia en todos los lugares.
Pero hay que ser optimistas, pues mientras nos quede vida tenemos todo por cambiar.
Saludos desde Chile
Enrique Zambrano
Hace un tiempo largo oí un fragmento del programa Redes de Punset donde afirmaban exactamente lo contrario!! y me sorprendí mucho!! Veo tele, leo diarios y revistas, vivo la calle y la rutina de un trabajo desgastante, y siento que la gente está más mala y violenta. Me asombré al oir un medianamente detallado catálogo de horrores como los que mencionás contrastado con datos actuales que dan por resultado que somos menos violentos y vamos camino hacia un mundo más pacífico. La verdad es que me cuesta aceptar que lo sea, me quedé reflexionando si no sería mi mirada la que está contaminada.. No sé.
ResponderEliminarQué bueno tenerte de regreso por acá, saludos.
El lugar para mejorar el mundo por primera vez es el propio corazón, la cabeza y las manos.
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