Heráclito D' Exceso. El polémico filósofo de la calle Posadas

EDUARDO MOLARO -.

/ Del Atlas Desmemoriado del Partido de Lanús

Si bien vivía sobre la calle Posadas, Heráclito era uno de los Viejos Sabios de la Calle Piedras.

Fue el hacedor de aquella frase: ¨Cuando te lavas por segunda vez las patas en la palangana, ni tú ni las aguas son lo que antes eran¨.

Algunos detractores le marcaban (bajo acusación de plagio) que su homónimo de Efeso había dicho algo parecido, aunque más edificantemente. Sin embargo, nuestro Heráclito desestimó los tendenciosos comentarios ignorando (u ocultando) por insignificante, el hecho de que su colega de la antigua Grecia lo precediera en más de dos milenios…

Ignorando qué cosa era la Mayéutica, teniendo un vasto desconocimiento de quién carajo fue Platón, nuestro Heráclito supo, sin embargo, opinar con total autoridad al ser consultado sobre Sócrates:


- ¨Qué bien le pega a la pelota ese Brasuca! Aunque a mí me gusta más Toninho Cerezo¨

Pero alejen de sus mentes el prejuicio de que nuestro Heráclito poseía una sólida ignorancia.

El filósofo de la calle Posadas sabía (como pocos) cocinar un lechón a las brasas, armar un barrilete, recitar las formaciones completas del Club Atlético Lanús desde 1956 hasta 1970, enumerar la total distribución geográfica de los quinieleros y cabarets de la zona, era un erudito al aconsejar a los más jóvenes sobre cómo evitar el contagio de las enfermedades venéreas y un experto en evitar que los perros le mearan el árbol de tilo.

Fue reconocido también como un hábil diletante y cuando le tocó cumplir una función pública en el municipio su respuesta socrática ante las acusaciones de malversación de fondos fue siempre la misma: 

-¨ No sé nada…¨

También lo precedía una honorable fama en cuestiones amorosas, tal vez por ello fue colaborador de Marcial Morales en la Academia del amante posta, un habitué en las camas más pretendidas de la zona y un invitado recurrente a los programas radiales que trataban sobre cuestiones de parejas.

Es muy recordada su intervención aquella vez que hablaban sobre infidelidad, que luego devino en sus libros Nadie pertenece a nadie (donde dejaba entrever aquello de cultivar el desapego) y Lamento de cornudo (libro donde glosaba distintas historias contadas por los damnificados de la infidelidad).

Pero más renombrada aún fue su intervención a través de silogismos para refutar a Valentín Echagüe, socio vitalicio del Club Independencia, en una reunión de la Comisión Directiva.

Aquella tarde había que votar la aprobación de un casino clandestino en las instalaciones del Club y al parecer los votos no favorecerían la postura de Heráclito. Había que convencer a sus pares de votar la iniciativa o evitar que pudieran votar los opositores. El tano Brazzuto, convenientemente, ya se había munido de su revólver 38 y Heráclito se armó también de argumentos. La prédica de nuestros sabios amigos estaba dando sus frutos. Los sondeos preliminares ahora daban vencedora a la postura de Heráclito y sus compañeros, pero faltaba el voto de Echagüe. Heráclito lo vio venir desde la esquina. Lo esperó. Al llegar, lo paró en la puerta del Club y le sentenció:

- ¨ Ésta es una tarea de Hombres! A vos ya no se te para! ... Ergo: Vos no podés votar! ¨ 

El elemental silogismo no fue tan memorable como la trifulca que se armó en la puerta del Club. Desde el interior salieron los demás miembros de la comisión Directiva y la batahola fue inolvidable. Ramallo (el diarero de la calle Centenario y partidario de Heráclito) le partió un taco de billar en la cabeza a Echagüe, mientras Delménico arrojaba bolas de billar con un alto grado de eficacia. Cerca de una docena de tipos se trompeaban frente a la puerta del decente Club Independencia ante la mirada de vecinos azorados y oportunistas que levantaban apuestas para ver quién vencía en la gresca. Dicen que El Tano Brazzuto estaba eufórico. Le había bajado cuatro dientes al dentista Cepeda, a quién tenía montado en el entrecejo desde aquella vez en que el odontólogo tuvo la impertinencia de interrumpir la excursión de Brazzutto a la alcoba de Cepeda (con esposa incluida, claro está).

Heráclito se sentó en el cordón de la vereda y miraba emocionado lo que las pasiones humanas podían crear.

Pero la policía no tenía la misma mirada poética de Heráclito y se los llevó a todos detenidos. Finalmente el casino clandestino (por consejo del subcomisario y para evitar este tipo de violentas indecencias) se instaló justo al lado de la comisaría.

En los últimos años de la vida pública de Heráclito se lo pudo escuchar disertando sobre arte, metafísica, religión y de cómo quitar con los dientes de manera adecuada la ropa íntima a las damas.

Polémico y provocador, una tarde le tocó integrar una mesa de debate sobre drogadicción y prendió un porro en medio de la charla; en otra ocasión, cuando debatían sobre la nocividad de los juegos de azar, y con la complicidad del Antropólogo italiano Giorgio Muzami, Heráclito repartió naipes entre los diletantes y propuso una partida de Póker para amenizar la velada.

Creo que no hace falta explicarle al lector qué cosa hizo Heráclito aquella vez en la que se lo invitó a disertar sobre ¨Masturbación: Mitos y verdades¨.

Es necesario decir que, a pesar de sus polémicas intervenciones, siempre era convocado. Acaso por sus polémicas intervenciones.

Pero una tarde se subió al colectivo 526 con rumbo a Villa Ofelia y ya nadie volvió a verlo jamás.

Algunos dicen que fue raptado por los hechiceros de la calle Oyuelas; otros dicen que simplemente se fugó de sus acreedores. Lo único cierto es que los debates posteriores ya no fueron tan concurridos.

Era de preverse. Faltaba la ¨pimienta¨ que sólo un filósofo atorrante podía aderezar en un banquete de pensamientos lineales, tan inundados de tedioso, aberrante y sobrevalorado Sentido Común.

Publicar un comentario

6 Comentarios

  1. Cuánta sabiduría la de este Heráclito. Me inclino a pensar que huyó de sus acreedores, que es como escapar de una jauría de rottwailer.

    Muy bueno

    ResponderEliminar
  2. Claudia Bustos23/12/12

    Ja! Volarle los dientes a un dentista. Eso sí es justicia popular.

    Divertido

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias, bella gente!

    ResponderEliminar
  4. Usted cada día más visionario, amigo Edu. Su omnisciencia para captar el sentido morbosamente absurdo de esta épocaa no tiene igual.
    Formalmente es un texto perfecto. Tiene sazón, ritmo, humor, ingenio, locura, originalidad.
    Así que no me venga con modestias y vaya preparando el matambrito que pronto lo voy a pasar a visitar.

    ResponderEliminar
  5. Bien! El matambrito tendrá una eficacia mayor aun, le prometo!

    ResponderEliminar
  6. Sólo un sabio de verdad y portador de verdades verdaderas sabe hacer un buen lechón. Todo mi respeto para don Heráclito y que invite para fin de año.

    ResponderEliminar