Un policía asoma la cabeza para ver si me ahorqué. Me escondo en el sueño que me libera de las prisiones.
Luz roja, traje azul y zapatillas de detenido. Me cubre una corta frazada. El resto pertenece a la noche, con su luz roja que da a la carne color de puta.
Desayuno: leche, dos huevos fritos, un pan, una manzana. Los trae un preso mejicano, condenado a barrer las oficinas por cinco años y a dormir en ellas sin sol.
Publicado en Primera Antología-Prosa, Unión Nacional de Poetas y Escritores de Bolivia, 1994
Imagen: Giovanni Battista Piranesi, 1750
1 Comentarios
Poético, sensible, duro, perfecto. Un abrazo afectuoso, querido amigo.
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