Día de piedras

PABLO CINGOLANI -.

Domingo, día del Señor y día de piedras. Domingo, octubre, valle seco, sol que delira, te hace delirar: ¡vamos a buscarlas! Estoy convencido acerca del asunto este que me contaron unos viejos hippies de Alaska: los rayos UV te abren el bocho, te limpian la molleja y te la secuencian con otros ámbitos, otros estados de conciencia, otras realidades reales. Como una ducha lisérgica pero que viene de arriba, de la estrella madre, la madre de todas las mañanas y las mañanas de domingo como hoy donde el sol te hacha la cabeza y te delira, juro que te delira. Entonces, vamos al río, vamos a buscarlas: ¡día de piedras!

Día de piedras. Significado: es un día dónde vas a buscar piedras. La búsqueda de piedras es una de las tareas más esplendorosas que cualquier humano puede encarar sin complicarse demasiado. Esta búsqueda responde a un interrogante que, años ha, teníamos con Gastón Ugalde. Viviendo en el país de las piedras, ¿qué hacemos con ellas? ¿Qué hacemos con tanta piedra? Te/me contesto: ¡buscarlas, pues! Encontrarlas, desde ya.

Tras que se te develan, te admiras. Has hallado una piedra. Has hallado una parte del universo que tiene cincuenta mil años o más de historia, de mito, de mineral, de pasión, de energía, de geología, de sentido, de paz. Has encontrado una conexión con algo que te sumerge en una dimensión colosal, inasible, inescrutable para los seres humanos. Pero la tienes en tu mano y eso es todo. Todo: vos y el cosmos a través de tu mano. Vos y el cosmos a través de una piedra. ¿Qué más, dime, qué mas podés pedirle a la vida?

Día de piedras: día de gratitud.

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