La veinteañera encargada de la fiambrería del súper de mi barrio tiene más masa muscular que yo. A estas alturas no puedo mirarme al espejo sin sentir una punzada de pánico. En algún tiempo fui un deseado Adonis, ahora soy una especie de híbrido entre un zombi y un anoréxico terminal. Estoy harto de mis huesos, harto de sentirme un esqueleto de feria. Ahora, al menos, no se me notan tanto las venas. Por algo se empieza.
Hace
unos días, estuve a punto de postear otro chiste sobre mis problemas de peso. Iba
a publicar algo así: "Abril de 2016;
37 años, soltero, 1,71 m. de altura y 60 kg., busco una novia nutricionista,
morocha en lo posible, interesadas comunicarse por inbox". Pero no. Preferí no hacerlo. Sucede que temo resultar demasiado denso y sobreactuado.
Voy a buscar tópicos nuevos sobre los cuales bromear. Hay que actualizarse,
caramba.
1 Comentarios
Woody Allen, Kennedy Toole y Cioran, más media tonelada de humor y miseria.
ResponderEliminarUn gran abrazo, amigo Mordacini.