A María Martha González Quintanilla,
En memoria.
Se ha desatado el sur. Las montañas se nievan, se coronan de nieves, el frío se traslada desde el sur del sur, desde el lejano sur del mundo, desde las antártidas, los cabos de hornos y las tierras del fuego, desde nuestro sur y se desata, desata la lluvia, el granizo, la nieve que se funde con otras nieves, la nieve inmemorial, la deslumbrante nieve de los trópicos, esa nieve que resiste, que siempre resistió
Se ha desatado el sur: tiempo de honrar al sol, tiempo de fiesta, celebración. Cuando la nevada cese, los cielos se azularán y se llenaran de gracia, espejearan a más no poder su majestad y su estar-siendo-siempre-cielo, brindándonos toda la dicha que nos merecemos. El cielo será más cielo y la tierra, tierra y el horizonte se alegrará sabiendo que todo sigue, todo brilla, todo regresa
Vos, María Martha, vos también fuiste el sur desatado, el sur que se desata de sus prejuicios, el sur combatiente que combate injusticias, el sur que se desató de sus miedos, de sus acechanzas, de las podredumbres que traen consigo el temor y las dudas
Vos, María Martha, vos ya sos para siempre parte de la huella de ese sur, ese sur indomable sur, ese sur desatado, ese sur que es nuestro sur, el sur del amor al pueblo, el sur del compromiso con los pobres, los pobres que luchan, que se rebelan y no aceptan cadenas, el sur de la justicia social y de la liberación de nuestra Patria Grande
La montaña se sacude con tanta nieve nueva. Cae y cae, sigue cayendo, bendiciendo sus laderas, colmando sus abismos, despertando a las piedras. Pero hay algo que las conmueve más aún: es tu partida. Es tu memoria. Es tu presencia.
Pablo Cingolani
Río Abajo, 3 de junio de 2018 y siempre
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