Montañas de Antak'awa


Pablo Cingolani

Siempre te conmueve la presencia de la montaña pero en las montañas de Antak'awa hay algo más que aún no sé bien qué es
Está bien que sea así: de ese misterio, de ese misterio que clama por develarse, de ese misterio que está ahí pero que también uno se procura y lo labra, está hecha la vida, la vida deseable, esa que se alimenta de lo que puede ser o no ser, estarse o no estar, pero que no está dado ni se concede, hay que encontrarlo, hay que buscarlo, hay que ir a conjugarlo, hay que ir a sentirlo
Eso no es así nomás: hay que empeñarse, hay que mirar profundo, hay que poder comprender, hay que dejarse llevar lo suficiente, hay que confiar, hay que aprender, hay que probar lo que uno sabe o cree que sabe, hay que volver a probar, volverlo a aprender, hay que ir sintiéndolo para buscarlo y terminar encontrándolo
Sólo así las montañas de Antak'awa te abrirán paso, escucharán tu clamor, develaran su secreto
Sólo así habitarás su silencio
Sólo así las montañas de Antak'awa se volverán amparo y morada; sólo así reconocerán tu mirada entre sus pliegues, sus abismos; sólo así dialogarás con sus piedras y sus peñas y ellas serán las que te guíen y auxilien; sólo así aprenderás a estarte con ella hasta que las montañas de Antak'awa te hablen, te abracen, te cuiden.

Pablo Cingolani
Río Abajo, 16 de agosto de 2018

Agradezco a Simón Yampara por la grafía aymara y a Carolina Clocchiatti por la foto

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