Pablo Cingolani
Me has enviado una foto, Homero, donde seguimos vivos todos los retratados, salvo tu viejo, salvo tu padre
Viéndolo ahí, volviéndolo a ver a Toñito, el inmortal Toñito, el hombre que me enseñó más historia que toda la que intenté aprender en las aulas, las jaulas, de la universidad
El hombre que sentía y sufría al Beni en su piel
Y por eso escribía y por eso sabía y por eso enseñaba más
Yo me pregunto, te pregunto, hermano
¿Lo hemos honrado como se merece?
¿Lo hemos reivindicado lo suficiente?
Vos lo sabés mejor que yo: Antonio Carvalho Urey fue un hombre cabal: un hombre que hizo lo que había que hacer. Escribió la historia de su pueblo mojeño, de su pueblo y su sentir profundo, de su Beni natal. Era su manera de expresar arraigo, gratitud, bolivianidad.
Porque si yo conocí a un patriota, a un patriota boliviano, ese era Toñito. Los que escriben la historia de todos los suyos, los que la escriben con buena leche, con intención, con convicción, son eso: son patriotas.
Si no fuera por el Toño, no sabríamos de Muiba, menos de José Santos Noco, no sabríamos del Beni: el Toño lo puso en el mapa de la historia, de la Historia Grande, como decía Kusch, que sólo escriben los pueblos
A mí, me enseñó todo eso. Es más: me inspiró a seguir esa huella, esa huella movima, beniana, amazónica, boliviana, la senda de una patria grande y para todos
Treinta y un años después de esa foto, sigo aprendiendo de él y lo sigo extrañando
Vos lo sabés, mi hermano: yo nunca escribo por escribir y lo que escribo lo siento, lo siento hasta al final
Digo: el Toño se merece un homenaje, algo feraz, algo virtuoso. Reunir toda su obra y publicarla, digo por decir lo que me sale de piel, de militante de la memoria y del alma que no se rinde. El Beni se merece eso y Bolivia se lo merece mucho más
Vos sos su hijo, vos sos hijo del Toño, pero todos nos merecemos ser un poco eso: si pudiéramos leer su obra reunida, no sólo nos sentiríamos, como vos, hijos vivenciales de él, sino también parte de ese sentimiento indestructible que construye lar, hogar, pertenencia, que nunca es ausencia y que siempre es presencia, amparo, cobijo, techo, fuego, bondad, verdad, virtud. Eso que se llama Patria. La Patria boliviana, la de Muiba, la del Toñito, la de todos nosotros.
Vos mismo lo dijiste, mejor que yo: la gratitud es la memoria del corazón. Le debemos, el Beni le debe, Bolivia le debe, la Amazonía le debe, un agradecimiento memorioso a Antonio Carvalho Urey. Hagámoslo. Sé que somos mucho más que dos lo que lo sentimos así.
Pablo Cingolani
Antaqawa, 27 de octubre de 2018
3 Comentarios
Hermano querido, tu carta, tus palabras, tu cariño, tu sinceridad, tu amor por mi padre, el tuyo, el de los benianos, el de Moxos, el Movima, me conmovieron. Te cuento, hermano del alma, que ya publicamos un libro que reúne casi toda su obra, faltó incluir la Historia de la ganadería del Beni. Ahora nos toca hacer la segunda edición para incluirla. Voy a poner este texto tuyo en esa edición. Abrazo tu alma hermano querido
ResponderEliminarTe amo
Homero
Ademá de ser bella e intensa la carta, te echa una responsabilidad grande. No debes morir sin realizar el homenaje grande a tu padre. Te apoyo en lo que pueda.
EliminarJusto homenaje a Antonio Carvalho Urey, y a una carta, de Pablo, que bien merece ser parte del agradecimiento memorioso.
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