Mientras la mica resista en tus labios, seguiré lamiendo de esa sed
La volveré virtud, caminare contigo en el desierto
Lo que las aguas demoren en volver a elevarse de sus cauces
Lo que las estrellas insistan en mirarnos, volverse huella
Lo que no sé, lo que volveré a encontrar debajo de las piedras
Lo que está allí, en algún lugar que desconocemos, pero esté latiendo
Hasta lo que dure el mundo: el brillo de tus ojos, la suspensión que antecede a cada atardecer, el celaje, la noche, volverá a nacer.
Pablo Cingolani
Antaqawa, 30 de enero de 2019
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