“(…) creían que todo lo que era desierto era su patria”.
Kapuscinski: Ogaden, otoño del 76
Creíamos que el sacrificio embellecía
Creíamos que el dolor purificaba, limpiaba el alma
Creíamos en aluviones de pasión, en huaycos de redención, en tempestades de fe
Que romperían las murallas de la injusticia y estallarían como flores en medio del pueblo
Promoviendo la felicidad sin límites, el fin del sufrimiento, el cese del miedo, la abolición del drama y la tristeza
Creíamos y lo creíamos con ardor
Que nada podía evitarnos ese desenlace del destino
Que el presente era fuego y luz de faro
Que hacia allí nos dirigíamos
Y las piedras
Caminaban
Con nosotros
Y nosotros
Memoriando
Las huellas
Con ellas
Y nosotros
Los cerros
Y las selvas
Cantábamos
Con alegría
Cantábamos
Con júbilo
Cantábamos
Juntos.
Pablo Cingolani
Antaqawa, 24 de febrero de 2019
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