Lo que te quede de vida



Si ves huellas en la arena, síguelas: vete a saber si no terminan en otro Xanadú, en una montaña mágica o en un sol infinito. Aunque vayas descalzo, no desfallezcas

Abre todas las puertas, acude a cada isla, arma campamentos, enciende fogones que iluminen tu rostro

Lo que te quede de vida, gástalo en tabernas donde el vino fluya manso y donde los seres que la habitan te cuenten sus historias –de su cruzar cordilleras, de su perderse en eriales, de su trepar a volcanes, de su delirio con el Padre de los Siglos, el Arcano del Secreto y los Pensamientos del Destino- que te cuenten sus verdades, así como vos les contarás las tuyas

Si al amanecer, frente a ti, hay una playa, agradécela, honra al mar, celébralo

Si este mundo ya no existe, invéntalo en papeles, píntalo, búscalo en guitarras y en poemas, escúchalo en el latir de los caracoles, o, simplemente, suéñalo, pero suéñalo fuerte, muchas veces, suéñalo así, suéñalo siempre.

Pablo Cingolani
Desde algún lugar, 21 de junio de 2020, solsticio de invierno

Fotografía: Pablo Cingolani. De la serie El misterio (Blues de lo insondable)

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