A Pepe Ciotta,
Amigo, IMP-JP/VP y canalla
In Memoriam
I.
Decime, hermano, cómo se cura el dolor, cómo escampa, cuando florece
Decímelo vos que sabés de dolores, no sólo de los diez y siete de la Violeta
Sino de esos tantos otros que tienen que ver con la lealtad, con la traición
Con la militancia, con lo que es y no es la militancia, con lo que somos
Fuimos y siempre seremos, con el hacer cotidiano, el hacer militante
El sentido del compromiso, el estar siendo militante, el dolor de haber sido
El dolor de ya no ser, el dolor que fecunda, el dolor que gangrena, el dolor
Que no sabés que es dolor, pero es dolor, y te entumece y te ciega
Decime, hermano, cómo cicatriza la tristeza, cómo se exilia, cuando serena
Decímelo vos que sabés de heridas, de piel lacerada, de compañeros muertos
Fusilados sin honra, exterminados sin valor, arrojados al olvido, a la peor de las muertes
Decime, decímelo vos y decímelo desde tu trinchera, desde tu saber que añeja, tu isla
Decime cómo es, cómo hacemos para vivir con el dolor y la tristeza a cuestas
Sin que nos perfore el alma y por los huecos donde se cuela la inmunda realidad
Y el seguir vivos, nos inunde el asco, la miseria de quedarnos allí, petrificados
Ni al peor enemigo quisiera desearle eso: todo ese desasosiego, toda esa bruma…
II.
Decime, hermano, de qué madera nos volveremos para seguir resistiendo
Con cual astilla, atacaremos; en cual papel escribiremos los poemas que nos debemos, que le debemos al pueblo
De cual oxido, la fragua; de qué combate, otra vida, otra muerte; cual montaña, nos ampara; donde está el sueño que nos hacha
Donde estás vos hoy que te evoco y te convoco, que al fin lo hago, me atrevo, ya que en medio del dolor que padecía -me avisó Lili de tu partida-, hasta hoy que te escribo, no pude agregarle más dolor a todo el dolor que ya sentía
Por eso, vos decímelo, ahora vos decime cómo se escribe para que te siga escribiendo, vos decime cómo se respira, qué dice el viento, cómo labra la piedra, cómo brilla el sol
Vos decime desde donde te andás -y yo sé que ahora estás en el infinito, victorioso, cielo azul donde moran todos nuestros muertos, todos los compañeros caídos y partidos, todos los militantes que nos inspiran desde allá, desde allí...
Desde la memoria y la gloria
Desde la identidad y la historia
La militancia y la vida que compartimos
Desde ese lugar donde abolimos la tristeza y el dolor
Vos decime, hermano, Pepe querido
Cómo alumbra, cómo sano, cómo sigo.
Pablo Cingolani
Laderas del Aruntaya, 11 de noviembre de 2020
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