Breve historia de la Antología de la minificción hispanoamericana

Homero Carvalho Oliva

Homenaje a Henry González Martínez

En enero del año del Señor de 2016 recibí un correo de Henry González Martínez, en el que me decía que: “Por recomendación del escritor Yuri Soria Galvarro, le escribo con el fin de invitarlo a participar representando a su país en una antología de minificción hispanoamericana que hemos empezado a estructurar y será publicada por la editorial de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá – Colombia” y en la invitación adjunta me solicitaba que también escribiera la reseña histórica de la minificción en Bolivia y que, dada mi experiencia, le sugiriera nombres de escritores tanto de mi país, como de algunos otros países, todo un honor.

Lo hice, nuestra correspondencia se volvió más frecuente y fui informando que Henry era un prestigioso investigador colombiano que había dedicado su carrera académica al estudio, selección y fomento de la minificción latinoamericana. En mayo del 2017 recibí un mensaje suyo en el que me daba cuenta de lo siguiente: “Estaba próximo a escribirte para comentarte que en la Javeriana cambiaron al editor y redujeron el presupuesto para la edición de libros, razón por la cual nuestra antología ha quedado sin posibilidades allí. He conversado con los colegas de la junta directiva de una Fundación a la cual pertenezco y me dicen que están dispuestos a apoyar la edición del libro. Así las cosas, el libro saldría posiblemente para fin de año con los sellos de la Fundación Norte Cultural y del Grupo de investigación HIMINI”, Henry se había empecinado en la publicación de antología de minificción hispanoamericana porque me afirmaba que era un compromiso suyo adquirido con los autores que le enviamos nuestros textos. El 8 de enero del 2018, tuve la última comunicación con él, me informaba que el libro había entrado en la fase de diagramación con el nombre de Antología de la minificción hispanoamericana contemporánea: perspectivas históricas y creaciones, después sobrevino el silencio y no quise preguntarle por la publicación porque supuse que el proyecto no fue posible y hace unos días me enteré que Henry había fallecido en marzo del 2018 y que la antología se había publicado con un homenaje póstumo a este gran impulsor de la minificción. La presentación del libro la realizaron su viuda Hilda Mercedes Rojas y su hija Isabel Gonzáles mediante videoconferencias, en esa ocasión participaron allegados suyos a la academia, ilustradores, escritores y amigos.

En un homenaje póstumo publicado en Letras de Chile[1], se lee: “Henry González Martínez nació en Bogotá, Colombia, y obtuvo una Licenciatura de Español y Literatura en la Universidad Pedagógica Nacional y una Maestría en Literatura Hispanoamericana en el Seminario Andrés Bello del Instituto Caro y Cuervo, en su país de origen. Posteriormente, se diplomó como Profesor e Investigador en Lengua y Literatura Españolas en el Instituto de Cooperación Iberoamericana de Madrid y realizó un doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), obteniendo el título de Doctor en Literatura Iberoamericana. Se desempeñó como profesor e investigador en literatura en la Universidad Pedagógica Nacional. Publicó artículos en diversas revistas de México, Canadá, España, Centroamérica y Colombia sobre, principalmente, Teoría Literaria, Didáctica de la Literatura y Literatura Española e Hispanoamericana. Durante años fue coordinador del Grupo de Investigación en Hipermedia, Minificción, Literatura y Lenguaje (HIMINI). Dedicado, en gran medida, al estudio y promoción de la minificción, a su impulso se debe la creación, en el 2000, de la colección La Avellana, la primera serie de antologías académicas de este género, fruto de un convenio entre la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia y la UNAM. Desde esa colección se materializaron cuatro antologías: La minificción en Colombia. Antología (2002); La minificción en México: 50 textos breves (2002); La minificción en Panamá. Breve antología del cuento breve en Panamá (2003), y La minificción en Venezuela. Breve antología del cuento breve en Venezuela (2004)”.

Sin duda la pasión de Henry era la minificción que él en sus investigaciones ya llamaba un género literario y por eso organizó, con Guillermo Bustamante Zamudio, el IV Congreso Internacional de Minificción, con sede en Colombia, el año 2010 y estuvo en contacto con destacados teóricos de la microficción latinoamericana, tales como Francisca Noguerol, Lauro Zavala, Violeta Rojo y Juan Armando Epple.

Pude ver el libro en versión PDF en una copia que me envío mi amigo Gonzalo Llanos y la hermosa tapa me fue enviada por la Fundación Norte cultural que coauspicia la edición. Se trata de una edición bien cuidada de 124 páginas con hermosas ilustraciones de David Rodríguez que incluye textos de 17 países, cada uno con un breve ensayo introductorio a la historia y desarrollo de la microficción en su país, haciendo más de 60 escritores de Hispanoamérica. En el texto de la Introducción titulado “La minificción en nuestros días”, escrito por el propio Henry se señala: “Esta antología que tiene el lector en sus manos, es el resultado de un trabajo especializado por parte de un grupo de investigadores y de escritores (…) el del género, es preciso señalar su importancia, empezando por su denominación. Minificción y Mi­crorrelato son los nombres más usuales empleados por la crítica para caracterizar un tipo de creación literaria breve de carácter narrativo. Aunque no se trata de un género reciente, pues, cuenta con anteceden­tes en creaciones precolombinas como los mitos y las leyendas indíge­nas, su configuración como género autónomo apenas se inicia a finales del siglo XIX y viene a consolidarse en el XX”.

Luego nuestro amigo ausente va aclarando la situación actual del minicuento: “Gracias a un considerable desarrollo de la crítica relacionada con dicha creación y a los aportes que esta ha hecho en torno a su reconocimiento, hoy en día el microrrelato ya es reconocido como uno de los géneros importantes de la literatura mundial. En torno a éste se realizan congresos nacionales e internacionales; encuentros regionales; concursos de diferente índole, haciendo énfasis en el número de palabras que puede contener; talleres sobre lectura y escritura creativas y muchos eventos más que día a día le van ganando amplísimos niveles de audien­cia y un selecto grupo de escritores e investigadores. Exceptuando su masiva presencia en Internet y redes sociales, en los que no escapa a la hojarasca, a la fecha ya es usual el trabajo académico y de investigación que adopta como referente al microrrelato” y concluye agradeciendo: “Agradezco a todos los participantes, quienes aplicaron su mejor esfuerzo para lograr una adecuada representación de su país, tanto en el plano histórico como en el creativo, gracias a ellos es posible esta antología”.

Los lectores pueden encontrar, en orden alfabético, a escritores y escritoras de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Es­paña, Honduras, México, Panamá, Perú, Portugal y Venezuela. Entre otros están, por ARGENTINA: Raúl Brasca e Ildiko Nassr; por BOLIVIA: Homero Carvalho Oliva, Gonzalo Llanos Cárdenas, Teresa Constanza Rodríguez Roca, Waldo Xavier Varas; BRASIL: Fernando Bonassi, Marina Colasanti; COLOMBIA Henry González M. , Pablo Montoya, Nana Rodríguez Romero, Carmen Cecilia Suárez; COSTA RICA: Magda Zavala, Myriam Bustos Arratia; CUBA: Sonia Remiro y Ricardo Acevedo, Francisco Garzón Céspedes; CHILE: Diego Muñoz Valenzuela, Pía Barros y Lilian Elphick; ECUADOR: Solange Rodríguez Pape Marcelo Báez;  ESPAÑA:  Darío Hernández, José María Merino; MÉXICO: Lauro Zavala, Dina Grijalva,  Rogelio Guedea, Mónica Lavin, y Guillermo Samperio; PERÚ: Rony Vásquez Guevara, Alberto Benza González, Sandro Bossio Suárez y Ricardo Sumalavia; PORTUGAL: Ana Sofia Marques y Rui Manuel Amaral; VENEZUELA:  Violeta Rojo, Alberto Barrera Tyzska, Gabriel Jiménez Emán y Ednodio Quintero.

Además de los micros incluidos, cabe destacar los breves ensayos históricos que acompañan a los escritores país por país. Destaco algunos fragmentos:

Laura Pollastri, La minificción argentina actual: El primer quindenio del siglo xxi trajo aparejado en las letras argentinas un proceso de visibilización del fenómeno producido en torno al microrrelato –o como algunos prefieren decir, si bien no es lo mismo, de la minificción. En efecto, congresos, simposios, jornadas, tesis doctorales, seminarios de grado y posgrado han enriquecido el panorama académico que hasta este momento permanecía reacio a admitir la presencia de esta modulación literaria.

Karl Erik Schøllhammer, La ficción breve contemporánea en Brasil: La ficción breve contemporánea en Brasil se cristaliza en una instantánea narrativa comprometida y profundamente realista. No por el pormenor verosímil ni incluso por la búsqueda de la acción en el presente moderno, como ocurre en Baudelaire. Su modalidad se halla en la crónica, en la incisión temporal de un registro que es a la vez muy actual y exterior al tiempo sobre la marcha. En la producción más reciente, los formatos cortos aparecen en el diálogo entre la ficción y el periodismo, entre la literatura y los medios visuales, entre los géneros modernos tradicionales –tales como el cuento y la novela–, entre una producción textual contingente que puede ser parte de composiciones complejas y más largas, y una que se acomoda a la inmediatez de la producción digital de textos.

Henry González Martínez, Cinco momentos en el desarrollo de la minificción en Colombia: El quinto y último momento al que nos referimos, está caracte­rizado por la ardua lucha de géneros que se aprecia en la literatura colombiana, en la que la novela sigue victoriosa, pese a que se observa igualmente que algunos géneros considerados como marginales, entre ellos el microrrelato, han venido ganando terreno en los últimos años, hasta lograr su reconocimiento y plena aceptación, lo cual se manifiesta en la acogida que se le ha dispensado en diferentes ámbitos culturales. Entre estos últimos, destaca la revista Ekuóreo, una publicación apareci­da en la década del 80 que se especializó en la difusión y estímulo crea­tivo del minicuento, la cual ha obtenido importantes reconocimientos de la crítica especializada nacional e internacional.

Sonia Remiro Fondevilla y Ricardo Acevedo Esplugas, Breve panorama de la microficción cubana: Intentar dibujar la historia del microrrelato cubano en los siglos xx y xxi resulta todo un desafío por varias razones. Ante todo, hay que en­frentarse a la falta de fuentes que recojan información de la microfic­ción como un género o forma de escritura independiente del cuento; la mayoría de los artículos sobre el cuento en la isla durante las últimas décadas del siglo xx aluden a esta forma breve, pero siempre como una tendencia entre los cuentistas. Eduardo Heras León ha rastreado el género mínimo hasta José Manuel Poveda en 1912 y 1917, con unos breves textos denominados poemetos.

Diego Muñoz Valenzuela, El microcuento en Chile: El desarrollo del microcuento en Chile continúa y acelera. Es notorio el avance en cuanto a producción de nuevas obras y el surgimiento de autores, la irrupción de editoriales y el creciente interés de los lectores. La lectura de la selección de esta pequeña muestra de autores chilenos, servirá para ilustrar el valor de un proceso heterogéneo y dinámico.

Solange Rodríguez Pape, Un lugar lleno de misterio: volver a la minificción en Ecuador, diez años después: Hay que resaltar que a comienzos de la década de 1980 surgen las publicaciones del padre fundacional del nuevo microrrelato contemporáneo: Oswaldo Encalada, quien, con Los juegos tardíos y La muerte por agua, ambos del mismo año, inaugura los primeros tomos exclusivamente hechos de microrrelatos en Ecuador.

Darío Hernández, Agrandar una chispa hasta el sol» ... El microrrelato en España: Hoy en día, los escritores, lectores y editores de nuestro país, apoyados en los trabajos de los investigadores y teóricos de la minificción, crean, reciben y publican los microrrelatos desde la aceptación de que se encuentran ante un género narrativo relativamente nuevo, pero de no menos valor que otros de mayor tradición como la novela, la novela corta o el cuento. De igual manera ocurre en el resto de países del mundo latinoamericano, pues, aunque el microrrelato existe y ha sido estudiado también en países como Estados Unidos o Francia, no cabe duda de que es en el contexto iberoamericano en el que el género ha arraigado con mayor fuerza, lo que hace útiles y necesarias antologías como esta.

Lauro Zavala, Breve historia de la minificción en México: En 2013 Rogelio Guedea propone una antología de la minificción mexicana. Y se publica en Guadalajara el primer volumen colectivo de estudios sobre el género, coordinado por el investigador argentino Pa­blo Brescia. También ese año se publican una edición crítica de De fu­silamientos, de Julio Torri; un volumen crítico del investigador argentino David Lagmanovich; el volumen colectivo Alebrije de palabras, y la serie de textos breves 100 años de literatura mexicana, traducida a tres lenguas indígenas (zapoteco, mixteco y 2 versiones del mixe).

Rony Vásquez Guevara, Brevísima historiografía de la minificción peruana: Al realizarse un rápido recorrido por la minificción latinoamericana resulta necesario detenerse en la narrativa brevísima peruana, pues ésta coexistió paralelamente al desarrollo de esta modalidad textual en otros países de lengua hispana. Frente a su desconocimiento, en los últi­mos años Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana, Fix 100. Revista de ficción breve hispanoamericana y el Grupo Literario Micrópolis han colo­cado a la minificción en el centro de atención de la literatura peruana.

Ana Sofia Marques, Consideraciones breves sobre el microrrelato en Portugal: La hiperbrevedad literaria en Portugal, frente a su vecina España y a América Latina, vive una situación de debilidad, sobre todo desde la instancia de la recepción literaria. Frente a la acostumbrada tradi­ción portuguesa en rechazar todo lo que tenga que ver con el etiquetaje genealógico, consumado de manera muy particular en lo que ya Luís Ene en 2010 lúcidamente afirmaba como es la desconfianza hacia el concepto de micro-conto y microficção, sea por parte de la crítica, de las entidades editoriales, sea también por parte de quienes las escriben1, contrarrestamos algunas críticas que dan cuenta de la inexistencia o es­casez de autores y obras que representen el género en el territorio luso. En esa misma línea, nuestra labor aquí se ceñirá en transmitir la idea de que la minificción portuguesa existe, como es evidente por la atracción y dedicación a su estudio y creación de un número de autores y lectores cada vez más significativo.

Violeta Rojo, Introducción a la minificción en Venezuela: Si nos referimos a la minificción tal como la conocemos, el inicia­dor sería Alfredo Armas Alfonzo (1921-1991). Armas Alfonzo, uno de los grandes cuentistas venezolanos, publicó El osario de dios (1969), libro que puede ser considerado tanto un libro de minificciones como una novela fragmentada. Por la época de publicación de este libro, Armas Alfonzo coincide con el auge latinoamericano de la literatura mínima. Armas Alfonzo no solamente dedicó toda su extensa obra a la literatura mínima (a la que no llamaba minificción), sino que además fue el men­tor de cantidad de escritores que posteriormente se dedicaron al género.

Creo que este libro se convertirá en un objeto de estudio para los investigadores de la literatura y en objeto de culto entre los lectores, gracias querido Henry, gracias a su familia y a las instituciones que hicieron posible su publicación.

 

 

Homero Carvalho, Bolivia, 1957, escritor y poeta, ha obtenido varios premios de cuento, poesía y novela a nivel nacional e internacional. Su obra literaria ha sido publicada en otros países por prestigiosas editoriales y traducida a varios idiomas; poemas, cuentos y microficciones suyas están incluidos en más de cincuenta antologías internacionales, además de revistas y suplementos literarios por todo el mundo. Es autor de antologías de poesía boliviana, de cuentos y microcuentos internacionales publicadas en varios países. En microficción ha publicado Cuento súbito, La hoguera, Bolivia, 2002; La última cena, Editorial pasacalle, Perú, 2012; Pequeños suicidios 2016, Editorial 3600, Bolivia; Geografía de la memoria, 2019, Editorial Micrópolis, Perú, 2019 La evidencia del silencio, 2020, Editorial Quarks, Perú.

 

  

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