He conocido todo. La verdad y la mentira.
La ilusión y la alegría. El sufrimiento y el sacrificio.
He visto mares, selvas y montañas.
Lo he deseado todo, lo he perdido todo.
No lloro porque aun así nada es más sagrado
Que la necesidad de un destino.
Y yo lo he encontrado.
Vuelo. Soy libre.
Poema anónimo escrito en la pared de una de las cárceles del Kuomintang.
Pablo Cingolani
Laderas de Aruntaya, 2 de julio de 2021
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