Dentro de diez mil años
¿quién pensará en mi vergüenza o en mi gloria?
El único pesar que traigo de la vida
es no haber bebido suficiente vino.
陶淵明 Tao Yuanming:(365 – 427 dC): Epitafio
Me arrasó la noticia del fallecimiento de Charlie Watts. Me sigue invadiendo la tristeza, una tristeza especial, que no se bien cómo definir ni procesar.
Momentos antes de que me enterase de la muerte de Charlie, sonaba en mi cabeza -no sé porqué o lo sé, pero me lo guardo para mí- Times waits for no one, El tiempo no espera a nadie, esa balada bluseada de los Stones que fue siempre un himno para nosotros. Y con ese tema rebotando en mi cabeza, certero ataque al corazón: Charlie Watts ha muerto, ¡Charlie Watts se murió, loco!
No sé porque, me insisto, pero no puedo evitarme la tristeza, pero no cualquier tristeza, una tristeza desoladora, una tristeza infinita, algo muy querido, algo muy sentido, seguramente, también se está muriendo dentro nuestro, dentro de nosotros, y por eso duele.
¿Nosotros? Ya sabemos quienes somos nosotros. Y sí sé porque andaba tarareando en mi cerebro Times waits for no one y lo diré -en homenaje a Charlie- y es porque a nosotros que la volvimos un himno, el desenlace del destino, así lo quisimos, siempre nos está achechando, siempre seductor, siempre mirándolo de frente, porque, como dice el estribillo de ese temazo: “El tiempo no espera a nadie/ y tampoco va a esperar por mí”. Así que ya saben.
Times waits for no one está incluida en ese LP que gastamos que es Its only rock and roll y carga un solo de guitarra de Mick Taylor, bien latino, con ecos de la viola de Santana, que te limpia el alma. La grabaron diez años después de hacer lo mismo con un clásico del R&B, Time is on my side -El tiempo está de mi lado-, la complementariedad stone-sonora-sensible inevitable. La letra de Times waits… va al grano –“Las horas son como diamantes, no dejes que se desperdicien”, “Bebe en tu verano (…) Los sueños de la noche se desvanecerán al amanecer”- y termina con un desgarrado Jagger negando todo el sentido de la lírica, clamando por vivir. Tomen nota, ¿eh?
Buscando sosiego, vinieron a mi memoria “Bonzo” Bonham y Keith Moon y quiero tratar de entender los designios divinos y suponer que como ellos son los que llevan el ritmo de la banda, tienen que partir primero y allí estarán, todos juntos, tocando sus blues y el bendito rock and roll que nos nutrió y que nos legaron. Paz en tu tumba, querido Charlie. Saludos al 68. ¡Tristeza baila conmigo: tristeza tem fim!
Pablo Cingolani
Laderas del Aruntaya, 24 de agosto de 2021
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