La verdad de las mentiras


A más cercanía, más verdad, y, a más distancia, más mentira. No siempre es así, nunca lo será. Parece que siempre estaremos lejos de la verdad, nadie la tiene o lo que creemos sea verdad, siempre será una interpretación. Una vez está encerrada en libros de historia que servirán de monologo, otra vez en ficciones que alumbrarán voluntades más abiertas, la verdad buscará siempre la poesía en aquel lenguaje de la tabula rasa del ser humano. Verdad es comprensión.

Y si la memoria es ambigua aprenderemos de las ficciones, profetizando, como el historiador, con la mirada hacia el pasado. Y si también la historia es ambigua…hablar como niños de un país, de un siglo, de una nación…si es una “petrificación” …recorriendo la vuelta de la tierra como Magallanes…si es un “confuso farrago de sucesos” …enviando el eterno mensaje de los ganadores…civilización y barbarie ad infinitum.

Las cosas no son como las vemos sino como las recordamos, escribió Valle Inclán, a los de buena memoria el recuerdo del discurso de Winston Churchill: “Desde Szczecin en el Báltico hasta Trieste en el Adriático, un telón de acero ha descendido sobre el continente. Detrás de esa línea se encuentran todas las capitales de los antiguos estados de Europa Central y Oriental”. Otra vez alguien está queriendo marcar esta línea, pecunia non olet, oro, petróleo o gas encima de cualquier vida humana. Recordando las leyendas, los cuentos, las fabulas y las mentiras que algún día se han vuelto o se volverán verdades. Hoy más que nunca esta bipolar lectura de todo cuanto está ocurriendo, una brutal e ignorante mirada a la realidad, una Historia paralela, tierraplanistas, chuñoman o pro-Putin.

¿Traición a la memoria o estúpida necesidad?

Maurizio Bagatin, 7 de abril 2022
Imagen: Edward Hopper

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