En la ex Yugoslavia parece que todos vivan el drama eterno del hombre, el más allá. La muerte es una alegoría mientras se vive, en un sempiterno surrealismo noir. La poesía de Danilo Kis y la violencia como compañera de viaje: lugar maldito sentenciaría Ivo Andrić.
El teatro del absurdo se adueña de este mundo, fetichismos y nihilismos crean metáforas e ironías; hay mucha imaginación en esta tierra, aun el pasaje de cosacos y turcos, la huella de Tito.
Tierra adonde se mezclaron naipes para sobrevivir y para odiarse, intentando evadir el infierno sin saber realmente donde es su lugar.
La vida transcurre en un melodrama, se ama y se mata con el mismo frenesí, se goza y se padece a la misma altura, entre el cielo y la tierra.
Maurizio Bagatin, 7 de mayo 2022
0 Comentarios