Bella Ciao


En la lucha que siempre nos pareció ser eterna, la dualidad Sofia Loren vs. Gina Lollobrigida, la tercera salió mi ganadora, Silvana Mangano. Inigualable sensualidad, Arroz amargo, mambo que trajinaba al baile, que penetraba el Mito del poeta Pier Paolo Pasolini.

Las mondina iban cantando el sacrificio de 40 días de explotación, los miserables kilogramos de arroz que habrían llevado a su hogar desde un infame territorio -¿cómo realmente estamos viendo hoy esta “hermana labor”?- hecho de capataces y alcahuetas, de rufianes y viveza, de ingenuidad e inocencia. Poesía arqueológica que se fue metamorfoseando, conservando el mismo triste final, el hombre lobo del hombre.

Arroz amargo es la crueldad de la superstición que no fue sola y exclusiva del profundo sur, donde un Cristo tan poco humano se detuvo en Eboli, era el dolor y el peso de dos guerras encima, reminiscencia del fascismo y de una espeluznante monarquía: enanos y cobardes que disfrutaban del poder.

Las mondina cantan la tragedia, lo que se prestaría el pueblo italiano, el perfil de una nación aun por hacerse -el sueño interrumpido de Garibaldi, el ideal de Nino Bixio, el gansterismo político del presente- envuelta en un pasado demasiado fuerte y en un futuro que pronto la demolerá.

Maurizio Bagatin, 11 de septiembre 2022

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