A Bolivia, en su día
Nuestra tarea es siempre estar atentos
A las pequeñas cosas, a los diminutos yacimientos
De dicha, a esas vetas de pasión que se descubren
-a todo lo que desmienta al espanto y al dolor-
Y asirlo con los ojos, raíz y ramas que crecerán en las pupilas
Atarlo a nuestros manos, tramarlo en el alma
Para que de ellos surjan y se multipliquen
Las palabras que las evoquen y las celebren
A esas pequeñas cosas que nunca deben dejar
De conmovernos, de alegrarnos los pies y los labios
Porque nuestra tarea, la fundacional, la más precisa
La que jamás debe dejar de empeñarnos
Es esa: develar su poética sabedora y sanadora
Y compartirla con los demás, con todos.
No sólo con los nuestros. Con todos
Por eso, hay que cantarle al pan redentor y al agua del arroyo
A las manos que tejen y a la piel que, a veces, sangra y, otras veces
Luce invencible bajo el sol del amanecer, señalando un destino
Entre las vegas y las abras, más allá del horizonte, piel que también es faro y estrella
Hay que cantarle a los que deambulan siempre por la misma huella
Y a la huella que sabe que nuestro rumbo ya está marcado
Por la piedra, por el viento, por el celaje profundo que invita a soñar
Nuestra tarea es reconocer ese camino tan antiguo y tan nuestro
Que siempre estará latiendo, floreciendo, reviviendo
En cada cactus, cada alborada, en la sonrisa de un niño
En el hombro solidario, en la majestad nutriente de los cerros
En la promesa y la lucha de un pueblo unido
Nuestra tarea es domar las palabras
Para que cuenten estas memorias
De pura fe, ardor, de resistencia
Nuestra tarea es tatuar estos mensajes
En el corazón de quien quiera oírlos
Porque “quien quiera seguir, que siga (…)
clara es mi divisa (…)
Y mi guía, la bandera de la patria” [1]
Pablo Cingolani
Antaqawa, 6 de agosto de 2023
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[1] Juan Domingo Perón
Imagen: Rostros paceños / José Broide / Bolivia 2012
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