Daniel Averanga Montiel
Qué bajo he caído al socializar, perdón, hoy, una canción de Almafuerte, de la cual Ricardo Iorio fue vocalista... pero a finales de octubre de 2015, cuando tenía solo tres pesos para sobrevivir ese día y el siguiente, y estaba en un internet esperando el mensaje salvador de "Te he depositado", por los trabajos de corrección que había hecho una semana antes, puse esta canción para darme fuerzas; ese año había trabajado duro en la FIL, como organizador de colegios, y había descuidado mucho mi salud; justo después de la famosa feria, me puse a corregir, por enésima y, presuntamente, última vez, "La puerta", con esa esperanza que solo tienen los que guardan sus sueños para sí mismos.
Cuando los acordes de "Sé vos" terminaron, justo ese rato, una persona me envió un mensaje diciendo que mi novela había ganado el certamen de novela Marcelo Quiroga Santa Cruz de ese año... el mensaje-primicia, de uno de los jurados de aquel concurso, me animó a salir del internet, pagar los cincuenta centavos por los quince minutos usados, comprarme con esos dos pesos y cincuenta restantes algunos cigarrillos e irme a pie hasta mi casa, con la música en los audífonos de mi celular a todo volumen, escuchando una y otra vez esa canción tan poderosa, hasta que la combiné con "If I Could Fly" de Helloween y "Primera experiencia" de Iberia, cuando ya llegaba a Cosmos 79 esa unánime noche.
"Muy duro es aguantar, mas quien aguanta es el que existe", dice esa canción en cierta parte. De niño me habían prohibido hacer historietas; en mi adolescencia tenía que seguir la lógica del trabajo de los míos: "Trabajar es rifarse el cuero, romperse la espalda de sol a sol, sufrir, hacer fuerza física hasta que se ennoblezca tu sentido de supervivencia", como si escribir fuera un privilegio o un trabajo para mimados cómodos, como si escribir no fuera duro... ya de mayor, muchos amigos del oficio (algunos principiantes como yo en esta arte-disciplina) me veían como el alivio cómico de sus reuniones, como un entusiasta de las letras y nada más, porque el trabajo y el compromiso de ganarse el pan escribiendo era un compromiso inédito, solo para mí, sin decírselo a nadie; así, me veían con ese aire de superioridad o estoicismo estúpido, y de seguro algunos me siguen viendo con esa expresión de: "Este morenito y sus ínfulas pues".
Ese compromiso tácito, de promesa silenciosa, como un mantra sin saber que lo era: escribir para vivir, cumplir los sueños y no hacer que se desperdicien... me acompañó desde el inicio. Contarle esto a alguien que la tenía peor que yo, por ejemplo, hace que admire a los que sí la lograron e incluso consiguieron más reconocimientos y con justa razón; no son mis iguales, porque también hay amigos a los que considero mis maestros, aunque fueran más jóvenes que yo.
Esa unánime noche, Borges mediante, renegrida y fría, fue una de las mejores de mi vida.
Por eso, gracias, Iorio, Almafuerte, por:
Vamos, che,
¿por qué dejar que tus sueños se desperdicien?
Si no sos vos, triste será,
si no sos vos, será muy triste.
¿Por qué falsear?, si ser uno es ganar,
¿por qué engañarse y mentirse?
Sé vos, nomás, y al mundo salvarás,
aunque muchos lo hagan difícil...
Sigámoslo como hasta acá,
prometiéndome que lo entendiste,
digamos "fue", si algo anda mal:
CUMPLE SUS SUEÑOS QUIEN RESISTE.
Yo sé, dirás: "Muy duro es aguantar",
MAS QUIEN AGUANTA ES EL QUE EXISTE,
si aquel se va, no llores, ni mires atrás,
aunque muchos te lo hagan triste
(¡Vamos, che!)
Sé vos, nomás, y al mundo salvarás,
¿por qué engañarse y mentirse?
Yo sé, dirás: "Muy duro es aguantar",
MAS QUIEN AGUANTA ES EL QUE EXISTE,
¿Por qué falsear?, si ser uno es ganar,
aunque muchos te lo hagan triste,
si aquel se va, no llores, ni mires atrás
La vida busca instruirte...
¡Ea!
(A seguir escribiendo, que todo siga)
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