A Maurizio Bagatin en el día de su cumpleaños


La distancia es un elemento tortuoso: hoy me impide el tacto, me prohíbe un beso en la mejilla y un abrazo cariñoso al hombre que hoy hace, una vez más, veintisiete años; pero me arroja dentro de un laberinto de memorias y significados que se menean al ritmo de alguna canción de cuna, y me otorga las palabras, en un intento, quizá absurdo, de dar sentido a todo lo que es el Chato.

El Chato es “Los viajes de Gulliver”; las aventuras que se abren en el imaginario, los relatos de pueblo chico. Es la expansión de mil universos, la creación de la lírica, la invención de la poesía.

El Chato es el Chajchu, es la llajwa, el gusto. Es sentarse en la mesa temprano y no querer levantarse nunca.

Es, también, la cosecha de cebollas en el patio, el maíz, las diversas semillas en bolsas de colores; la temporada de tomates y hacer la salsa. El aroma de la albahaca y el sabor del ajo, del tomillo y del romero.

El Petricor y el folk italiano en una mañana de domingo.

La bicicleta y los zapatos sucios.

El chaleco de aguayo.

La camisa a cuadros.

La voz que narra, las manos que trabajan, los pies que danzan.

El Chato es niño, adulto, hijo, hermano, padre y abuelo.

El Chato es el cumpleañero este día.

Y la Nicoletta se limita a sumergirse en la nostalgia que inunda, y sostenerse de todo lo que es el Chato para felicitarle por un año más de vida y desear que le vengan muchos más; más cuentos, más canciones, más lluvias.

Feliz Cumpleaños, Marizio. Te quiero muchísimo.

Nicoletta Bagatin
18 de diciembre de 2023



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